Con los números en la mano, los jugadores del Mallorca deberían poder afrontar el partido de esta tarde con esa fé en sí mismos que parece faltarles. En Son Moix solamente han encajado cuatro goles, descontados los cinco del Real Madrid y los cuatro del Barça; por el contrario el Athlétic es el equipo que más goles ha recibido fuera de San Mamés, nada menos que veintitres, únicamente superado por el Depor.

Claro que, puntualmente, las estadísticas dicen poco, aunque no es menos cierto que revelan tendencias. Al margen de tales guarismos, la realidad es que esta tarde se enfrentan el hambre y el apetito, dos conjuntos con necesidades apremiantes obligados a superar tanto a su respectivo contrincante como a su propia ansiedad.

Caparrós precisa que los suyos han de recobrar su fortaleza defensiva, pero Bielsa no anda muy lejos de la misma convicción, aunque sus ideas conjugan mejor con una propuesta más ofensiva y de toque. Con la baja de Amorebieta pierde aparentemente contundencia destructiva y un plus a balón parado, pero asegura una mejor salida desde atrás, que es por donde hay que empezar a construir un bloque según afirmación de los expertos.

Nunes debe conocer perfectamente a Aduriz, el delantero más en forma de los visitantes. Claro que el goleador rojiblanco también se sabe de memoria las debilidades de su antiguo compañero. Como de costumbre podemos elucubrar acerca de no pocos aspectos semejantes y comparar estilos, pero cuando la pelota empieza a rodar, la teoría se desvanece, las consignas se atenúan y todo se reduce a un resumen de aciertos, errores y emociones.