LLETRA MENUDA

La manipulación de datos personales

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Mucha política de privacidad regulada, abundantes requerimientos firmados para determinar consentimientos de carácter estricto y personal, para que después los datos, es decir la identidad y las apetencias personales, acaben perdidas en un mar de confusiones con turbulencias de vulnerabilidad aprovechable para usos comerciales.

El asunto de los aspirantes formales a la obtención de una vivienda de promoción pública en Calvià que han recibido ofertas inmobiliarias privadas de pisos sociales en Magaluf, abre distintas cuestiones que, en principio, no parecen proteger al residente. La primera de ellas es la de plantear si una conselleria de Vivienda, aún con clara base legal para hacerlo, debe actuar de intermediaria entre la iniciativa privada y los demandantes de casa de protección oficial. En el mejor de los supuestos, este comportamiento reafirma lo que ya es harto sabido y demostrado: la incapacidad, o cuando menos el gran retraso, de la Administración para atender la demanda en una isla en la que la escasez y el alto coste de la vivienda conforma una carencia grave.

Por otro lado, se plantea la cuestión de hasta dónde llega el manejo y cesión de los pormenores privados que los aspirantes han transferido con autorización de uso al Institut Balear de la Vivenda. ¿De qué se informa exactamente a una inmobiliaria que oferta pisos sociales? La línea que separa el tratamiento objetivo y ponderado de los datos de su posible manipulación interesada resulta muy fina. Se entiende la inquietud que ha despertado la propaganda recibida y las dudas planteadas por Consubal. De ahí que no esté de más la aclaración demanda a la Agencia de Protección de Datos, aunque solo sea como vacuna para no caer en la manipulación.

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