Santanyí

Gallos y gallinas colonizan calles de Cala d’Or y desatan las quejas vecinales: “El cacareo se oye a todas horas”

Las aves han colonizado espacios públicos del núcleo turístico, provocando problemas de ruido y de salubridad / La fundación Natura Parc, a petición del Ayuntamiento de Santanyí, ha retirado ya 200 ejemplares de la vía pública

Éste es el ruido que causan los gallos y gallinas de Cala d'Or

DM

Iñaki Moure

Iñaki Moure

Unos vecinos de pico y plumas, ruidosos y molestos, campan a sus anchas desde hace tiempo por las calles del núcleo turístico de Cala d’Or, en Santanyí, provocando quejas vecinales. Sin que se sepa muy bien por qué, gallos y gallinas andan sueltos por la localidad generando molestias a los residentes. El problema reside, sobre todo, en que esparcen la basura y causan mucho ruido. Hay vecinos que ya han pedido al Ayuntamiento una acción decidida para hacer frente a esta situación y que consideran que estas gallinas deberían ser reubicadas en entornos rurales más adecuados.

Para entender la dimensión del problema, que afecta a puntos concretos de Cala d’Or como la calle Consolació y la zona que va desde el puerto hasta el núcleo turístico, basta con detenerse en el número de gallos y gallinas que ha retirado en tres batidas recientes la fundación Natura Parc, con la colaboración del Ayuntamiento de Santanyí: unos 200 ejemplares. Y, para este viernes, está prevista una nueva batida, según informaron fuentes municipales. 

Ventanas aisladas

«El problema viene de hace años», cuentan vecinos de la zona. «No sólo hay gallinas. Ahora hay un montón de gallos. Te cantan a las dos de la tarde, a las tres de la mañana… Y ya puedes tener las ventanas aisladas, que lo oyes igual», explica una persona que conoce el problema, quien advierte de la facilidad con que se reproducen. 

«No sólo hay gallinas. Ahora hay un montón de gallos. Te cantan a las dos de la tarde, a las tres de la mañana… Y ya puedes tener las ventanas aisladas, que lo oyes igual»

«La gente les lleva comida. Incluso alguien ha formado nidos para que depositen los huevos. Un día igual ves ocho gallinas y a los dos días hay 24. Se reproducen muy fácil. Nos traen de cabeza. Los vecinos nos sentimos perjudicados», aseguran estos afectados.

En el Ayuntamiento, señalan que este tipo de colonias descontroladas suelen surgir en los pueblos. Un ejemplar se escapa de una finca, acaba en espacios públicos y comienza a procrear sin control, como pasó hace unos años en otra localidad turística, Santa Ponça (Calvià), con una colonia de cotorras argentinas, que se adueñaron de una pinada

En Santanyí, además de las actuaciones coordinadas con Natura Parc, que hasta el momento han supuesto la retirada de la vía pública de 200 gallos y gallinas, la Policía Local vigila el posible reparto de comida en la vía pública a estas aves, que se podría castigar con multas de hasta 300 euros, tal y como se recoge en la ordenanza de convivencia cívica de Santanyí. En el caso de que se les alimente en solares privados, la administración municipal no tiene margen de maniobra para sancionar, explican desde el Consistorio. 

El agente rural del Ayuntamiento ha puesto jaulas para atrapar a las especies plumíferas, pero algunos de estos dispositivos han desaparecido. 

Salubridad y ruido

«Es un problema de salubridad y ruido en Cala d’Or. Hay montones de gallinas y hacen mucho jaleo, además de escampar la basura por todo. Comen de los contenedores, tiran la basura por el suelo... Lo ensucian todo. Y están cantando a cualquier hora. Sobre todo por la noche», apunta otro residente en la zona, que agrega que también pueden provocar algún accidente de tráfico al atravesar la vía.

En un localidad como Cala d’Or, consagrada a la industria de los visitantes, el problema presenta también una dimensión turística. El verano pasado, clientes de un hotel de la zona presentaron varias quejas al establecimiento por el cacarear continuo que oían desde sus habitaciones.

Residentes en Cala d’Or aseguran que no es que estén planteando que deban sacrificarse estos gallos y gallinas. 

«No queremos que los maten. Pero sí que se los lleven al entorno donde les toca estar, un entorno rural», manifiestan testimonios consultados por este diario, que agregan que habría muchas personas interesadas en quedarse con estos ejemplares.