Biel Torres recopila en un libro las crónicas informales de Sant Antoni

El autor fue cronista de la Obreria de Sant Antoni ‘gabellina’ entre los años 2005 y 2011, periodo en que hizo más de 300 fotos

El cronista Biel Torres, con su libro.

El cronista Biel Torres, con su libro. / Biel Capó

Biel Capó

Biel Capó

Este domingo, se presentará en el teatro de Capdepera el libro: Sant Antoni i dos dimonis per un enfony. Cròniques informals d’una tradició (2005-2011) del gabellí Biel Torres. El que fue cronista de la Obreria de Sant Antoni gabellina, entre los años 2005 y 2011, recoge ahora en su publicación las anotaciones que realizó durante este periodo como cronista santantonier, desde su particular percepción y que ilustra con más de 300 fotografías, tomadas por él mismo. El autor recoge además las vivencias de los obrers, cuando realizan unos actos protocolarios, que se repiten año cada año estrictamente, sus vivencias, anécdotas, trabajos, etcétera. Unos hechos que ocurren en la trastienda de la organización de la fiesta y que es poco conocida. Relata cómo se organizan y cómo gestionan los trabajos, año tras año los obrers, desde su posición de cronista. «La gente en general conoce que sale la banda y los dimonis, pero desconoce el trabajo que ha tenido que hacer los organizadores, para que salga todo según lo previsto protocolariamente», asegura el autor. En su parte más divertida o anecdótica, el autor recuerda entre otras cosas cómo el protocolo exige a los miembros de la Obreria su asistencia al acto religioso en honor al Santo, y cómo se la ingenian muchos para no asistir y las excusas que se argumentan. En este periodo de tiempo, nos cuenta cómo de difícil, emotivo y complicado que fue la organización del Sant Antoni de 2009, cuando uno de los dimonis se encontraba entre los fallecidos por el derrumbe del hotel Son Moll, que se había producido un mes antes, el 16 de diciembre de 2008. Aquello fue de gran impacto para la Obreria que lo superó como pudo en recuerdo de su compañero fallecido. Torres también destaca el ambiente familiar y de buen rollo que se percibe en los integrantes de la obrería, que hacen unos trabajos impagables y con humor, y que recordemos, lo hacen por partida doble, primero en Capdepera y el fin de semana siguiente en Cala Rajada.