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Tregua en beneficio del disfrute público

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Perduran pugnas eternas en Mallorca sobre la reserva de la propiedad privada y el acceso público a lugares de especial valor paisajístico y cultural. La del camino de Ternelles, en Pollença, con el Castell del Rei y Cala Castell como meta, es una de ellas. No ha acabado, ni mucho menos, pero ahora por lo menos se fija una tregua, a la espera de una sentencia definitiva, que mantiene el acceso controlado a estos bienes protegidos.

El Govern anterior realizó en enero pasado una modificación puntual al Plan de Ordenación de Recursos Naturales de la Serra que ampliaba la apertura inicial del camino para usos científicos y conservacionistas al tránsito peatonal para llegar al Castell del Rei y Cala Castell. La empresa que regenta Ternelles, propiedad de la familia March, reaccionó a la modificación con un recurso y la petición de medidas cautelares, alegando, en resumidas cuentas, que el ecosistema natural del lugar podía sufrir daños irreparables. El Tribunal Superior no ha apreciado tal riesgo inmediato y ha denegado la suspensión cautelar de la modificación fijada por el Ejecutivo autonómico. Habrá que esperar a la sentencia definitiva del recurso. Estos son los términos formales de lo ocurrido y del estado actual de la situación, pero no resulta complicado adivinar que tras de ello se mantiene una constante pugna por el mantenimiento y uso exclusivo de Ternelles por parte de una propiedad que siempre ha tenido la finca como algo muy celoso. Es un hecho que está asumido por la sociedad mallorquina. Pero en esta isla los caminos públicos también son sagrados y en Ternelles está el Castell del Rei y Cala Castell con un patrimonio físico y una historia que no pueden ser monopolizados por nadie. Hay que dar con el equilibrio.

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