Lletra menuda

El operador turístico municipal

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Apartir de ahora, si quieren tomar el pulso a la ocupación turística de Calvià, en cualquier momento del año, asómense a sus playas. No se fijen tanto en la presencia humana que pueda haber en ellas, háganlo en el estado de la arena y en la disposición de servicios. Si el arenal está a punto de revista significa ocupación turística plena en la zona, todo lo demás, disponibilidad de plazas. Este será el barómetro más fiable según lo dicho ayer por el alcalde Amengual, acompañado de unos responsables de área que conciben el Ayuntamiento en algo así como el gran operador turístico municipal capaz de ofrecer ocio y descanso, mejorado con deporte y cultura, en cualquier momento del año.

La diversificación de actividad y economía queda en el banquillo, en un segundo plano, recurrible para improvisaciones de emergencia cuando falle el monocultivo turístico.

Calvià potencia su mejor versión de gran parque temático de la evasión europea en el que acaricia el deseo de una piscina olímpica y al que deberá incluir, aunque el alcalde no lo mencione, el turismo de excesos, que sigue haciendo sus estragos. De no ser acotado y reducido, seguirá expandiendo sus efectos corrosivos.

Calvià 365, que así se llama la marca municipal, dispondrá de un amplio catálogo de ganchos turísticos en un clic de teléfono. Si atendemos a lo dicho ayer por el alcalde, todo el peso de la gestión municipal parece orientarse hacia la satisfacción y la rentabilidad del foráneo con unos servicios de los que, en segundo término, también podrá beneficiarse el residente. Es una visión que tiene algo de novatada y que sin duda, la realidad del día a día hará modificar porque todo se va a pique cuando la necesidad residencial no se atempera con la ocasional.

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