Como si de una epidemia se tratara, la costa mallorquina sufre este verano de una nueva 'moda' incívica que amenaza con nuevos brotes de fiebre difíciles de controlar. Los últimos casos son los de Cala Varques (en el municipio de Manacor) y Cala Figuera (Santanyí), que han visto como la basura y las pintadas llenan su hasta hace poco idílica estampa.

Flotadores, sombrillas, esterillas o botes de lociones protectoras, se mezclan con botellas de plástico y restos de comida en lo que ya se han convertido en hasta cuatro improvisados puntos negros de basura muy cerca de Cala Varques. Montañas de bolsas negras que los turistas van dejando cerca de las entradas a la playa, y que se van 'completando' con más desechos fuera de ellas.

Este es solo un nuevo episodio más dentro del incivismo y la falta de orden que todavía reinan (un verano más) en el arenal virgen más significativo de Manacor. Un punto saturado donde aún se permite la acampada improvisada o la venta ilegal de productos comercializados en un chiringuito con licencia a pie de playa. Durante estos días no es muy complicado ver bajar fardos de latas de bebidas (también alcohólicas) cuesta abajo por el camino reabierto que lleva a Cala Varques.

Efectos secundarios

Los vertidos de basura que jalonan la ruta de llegada a Cala Varques tienen, además, sus efectos secundarios. Y es que las altas temperaturas registradas durante la última semana han hecho que proliferen cucarachas, mosquitos y hasta roedores en las inmediaciones de estos puntos negros. Además de los consiguientes malos olores que surgen de la materia orgánica tras días cociéndose al sol.

De momento la respuesta del ayuntamiento de Manacor (que carece de competencias una vez las irregularidades suceden en el arenal) ha sido la de instalar, hace algo más de un mes, una barrera metálica que cierra el primer camino de entrada y evita así la acumulación de vehículos en las inmediaciones de propiedades privadas, que desde hace unos años se quejaban de desperfectos y afectaciones en sus fincas.

Hace una semana el consistorio también pedía al Consell de Mallorca que precinte de manera definitiva el aparcamiento de la carretera comarcal Porto Cristo-Portocolom, situado en una curva abandonada del antiguo trazado, como una medida más a la instalación de vallas a ambos lados de la vía, en las inmediaciones de Son Forteza, que no permiten el aparcamiento en los arcenes como venía sucediendo con los consiguientes riesgos para la seguridad de los propios bañistas, que arriesgaban su integridad para cruzar la comarcal.

Grafitis en edificios y calas

Concretamente en edificios donde se ubican establecimientos turísticos que hace años que permanecen cerrados, y en una zona de costa sobre las rocas, lo que el concejal de Medio Ambiente de Santanyí y alcalde pedáneo de la localidad costera, Salvador Ferrer, ya ha tildado de "atentado ecológico".