El vino levanta pasiones entre los mallorquines. Si había alguna duda de ello, ha quedado despejada este fin de semana en el claustro de Sant Domingo de Pollença, centro neurálgico del sector vinícola de Mallorca entre el sábado y el domingo, días en los que se han batido récords de asistencia en la XII edición de la Fira del Vi de Pollença.

La organización del evento, compartida entre el ayuntamiento de Pollença y la associació Vi Primitiu, calcula que más de 4.000 personas han pasado por la feria de este año, en la que estaban representadas hasta 36 bodegas de Balears que confirmaron que la calidad de los vinos isleños es muy poderosa y no tiene nada que envidiar a otras zonas geográficas con más renombre.

El sábado, día en el que la feria estuvo abierta durante todo el día, constituyó un gran éxito de asistencia. Ayer domingo, con un clima primaveral, el público volvió a responder al reclamo de forma masiva. A mediodía, había grandes colas en el exterior del claustro de gente que esperaba su turno para comprar la entrada y participar en las catas. En algunos puntos del recinto se produjeron grandes aglomeraciones, al igual que en casi todas las paradas donde se servían degustaciones de todo tipo de vinos.

Hasta 350 referencias

El público pagó una entrada de diez euros para acceder al recinto ferial, donde los 'cellers' ofrecían sus productos tanto en los laterales del claustro como en una gran carpa ubicada en el centro. El precio incluía una copa de cristal para degustar los caldos, además de una pequeña bolsa con un libreto en el que se publicitaban las variedades de las diferentes bodegas que el visitante encontraría en la feria y un mapa de la ubicación de l0s 'cellers'.

La organización aconsejaba decidir con antelación los vinos que se querían degustar, porque había unas 350 referencias y "probarlos todos es imposible".

Además, de los diez euros de la entrada, tres se cambiaban en los diferentes 'cellers' a cambio de un descuento en la compra de productos vinícolas.

La mayoría de visitantes abandonaban el claustro con cajas llenas de botellas de vino. El volumen de negocio fue muy elevado para los propietarios de 'cellers'. Fuentes de la organización aseguraron que ya el primer día de la feria, el pasado sábado, muchos de ellos tuvieron que ir a buscar más género porque por la mañana ya habían agotado las existencias. Y eso que en la mañana del sábado, la feria estaba dedicada a los profesionales del sector, aunque finalmente se abrió al público en general.

El fin de semana ha confirmado que los vinos autóctonos son un producto al alza.