­Se movió con soltura entre círculos elitistas e intelectuales, pero también supo bajar a la arena del compromiso social en la época más trágica del siglo veinte. Dina Moore Bowden (California, 1893-Palma, 1981) fue la matriarca de una familia muy enraizada en Mallorca y, en especial, en Portals Nous, y con una especial vinculación con la música. Su marido, George Charles Bowden era un célebre músico y profesor, mientras que su hijo, George Moore, fue constructor de guitarras.

Un libro escrito por un vecino de Calvià vila, Antoni Mir i Marquès, bajo el título Els tres Bowden, revela una faceta poco conocida de Dina, quien tuvo un activo papel humanitario durante la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces, ella y su familia ya habían pasado largas temporadas en la isla, pero en 1941 decidieron regresar a Gran Bretaña para encontrarse con su hijo, que estaba a punto de partir a la guerra.

De camino, hicieron una escala en Portugal, pero, como explica Mir i Marquès en su obra, la estancia se prolongó. Pese a que en Lisboa el frente bélico estaba a miles de kilómetros de distancia, la guerra vino a su encuentro. Y el motivo es que a Dina le solicitaron que se encargase de dirigir una organización de ayuda a las personas que huían del nazismo, The American Friends Service Comitee.

El objetivo de la entidad era encontrar ciudadanos de Estados Unidos que estuviesen dispuestos a apadrinar a estas personas y así poder salir de Europa. Si nadie respondía por ellos, se les repatriaba. Es decir, se veían obligados a volver al horror de la guerra y la represión. Un regreso macabro al que se dedicaban con esmero los agentes nazis que pululaban por aquella época en la capital portuguesa.

Los casos más difíciles

"A la oficina de la señora Bowden siempre llegaban los casos más difíciles, dados por perdidos por las otras organizaciones internacionales de Lisboa", escribe Mir i Marquès, quien recuerda que la familia que tenía Dina en California ayudó a muchos inmigrantes a entrar en Estados Unidos. De alguna manera, ella fue su ángel de la guarda y así lo reconoció posteriormente el responsable de The American Friends Service Comitee, Philip A. Conard, en una carta remitida a Dina Moore, en la que manifestaba que esta institución "está altamente agradecida por sus espléndidos servicios en un tiempo en que era fundamental establecer el trabajo sobre las bases más nobles y ofrecer un socorro material". El autor de Els tres Bowden explica que, cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, la familia regresó a Mallorca, donde tenían casa en Portals Nous.

Dina prosiguió con su frenética actividad social, erigiéndose en un referente de las relaciones entre la isla y el exterior. Así, fue una de las impulsoras del club Los Amigos de Mallorca, que, como explica Mir i Marquès, tenía como objetivo "establecer relaciones artísticas y culturales entre extranjeros residentes en Mallorca y españoles". Se convirtió además en un enlace con California, fomentando la difusión del legado de Fray Juníper Serra. De hecho, intervino en la organización del museo dedicado al misionero mallorquín.