­La ira de los cuatro consistorios que ahora se escinden la provocó "la forma de actuar de Carlos Simarro". El alcalde de Sóller se ganó la aversión de los otros munícipes cuando "sacó el rodillo". En la sesión de investidura de la Mancomunidad de Tramuntana, los alcaldes del PP pactaron por su cuenta el nombre de Simarro para que presidiera el ente. Esa es la versión de los otros ediles, mientras que para el PP fue "un acto normal cuando se tiene la mayoría".

El PP gobierna en seis de los diez municipios mancomunados. Los otros CxI lo hace en Banyalbufar, el PAS-PSM en Esporles, IPG en Puigpunyent y una coalición de centroizquierda en Valldemossa. La politización de la Mancomunidad es otro de los motivos que alegan para su salida, pero para los cuatro ayuntamientos sin mayoría de derechas el detonante fue que Simarro planteara un cambio de sede.

Hasta ahora la sede estaba siempre en Esporles. Los nuevos estatutos que el alcalde de Sóller quiere impulsar especifican que la sede será rotatoria, según qué alcalde presida el ente. Los regidores del PP opina que esto desató "un ataque de cuernos" del alcalde de Esporles, Miquel Ensenyat, porque "pierde poder" en la Serra.

Ante este panorama, los cuatro consistorios de centroizquierda plantearon su salida inmediata de la mancomunidad y la creación de un organismo paralelo. Esta nueva entidad supramunicipal será mucho más pequeña que lo que quede de la mancomunidad actual. Tanto en población (Sóller es el municipio más grande) como en superficie (Escorca es el más extenso).

Mientras tanto, los escindidos siguen trabajando para que el proyecto comience a funcionar lo más pronto posible. El munícipe de Puigpunyent, Biel Ferrà, asegura que hay "mucha ilusión" entre los diferentes regidores de los cuatro consistorios para que "realmente se compartan cosas, se ahorre y la mancomunidad funcione de verdad".

El alcalde de Valldemossa, Francesc J. Mulet, abandonará la presidencia del consistorio en un mes, fruto del acuerdo del pacto de gobierno municipal y se mantendrá como regidor de Cultura. Esa descarga de trabajo hace que los otros alcaldes confíen en el convergente para que lidere la puesta en marcha y sea un nombre probable a presidir el nuevo ente.