Son gente humilde, trabajadores y jubilados que creyeron haber encontrado una bonita oferta para adquirir un pequeño apartamento en segunda línea de Can Picafort, pero se han encontrado con un mar de problemas y con la amenaza de la piqueta después de haber desembolsado sus ahorros o endeudarse. Se trata de los edificios del antiguo aparthotel s´Espigol Beach, cuyos apartamentos turísticos fueron transformados en pequeñas viviendas. Un numeroso grupo de vecinos ha presentado denuncias penales por entender que han sido "estafados".

Santiago Farré es el vicepresidente de la comunidad de vecinos y quien representa a más de una decena de denunciantes. El mismo adquirió un apartamento-estudio en 2004 por 42.000 euros y se encuentra que "tras haber denunciado al vendedor por el supuesto engaño alguien ha cambiado la cerradura de la propiedad y no puedo entrar. Sospecho que pretenden hacer como con otros en que presuntamente se ha revendido una vivienda ya adjudicada con anterioridad". Farré ha denunciado también este asunto ante la juez instructora del caso.

División horizontal

Todo el problema arranca el año 2004. En esa fecha se hace una declaración de obra nueva , una división horizontal de los dos edificios de s´Espigol Beach y se ponen a la venta como apartamentos residenciales. El Registro de la Propiedad lo acepta pero no consta en las anotaciones que los edificios han quedado fuera de ordenación urbanística y que no tienen célula de habitabilidad, según los denunciantes.

Los apartamentos se vendieron a través de inmobiliarias y con la participación de algunas oficinas bancarias. Sin embargo, los nuevos propietarios se encontraron en un momento dado con falta de agua y de electricidad. Averiguaron que había un sólo contador, que interpretaron que debía ser el de obras, y se aprestaron a solicitar la inscripción de sus apartamentos en el catastro municipal para poder solicitar los servicios de forma individual. El ayuntamiento de Santa Margalida les respondió que era imposible pues los dos edificios del complejo Espigol Beach son apartamentos turísticos y no pueden dividirse porque no lo permite la normativa urbanística.

Cuando sucede lo descrito anteriormente han pasado ya cuatro años desde la segregación y, antes de que prescriba, los vecinos interponen denuncias en 2008. Desde entonces se encuentra en fase de instrucción por lo que los afectados se sienten desamparados.

Farré explica que se "ha intentado hablar con el Ayuntamiento sobre el problema, pero se lava las manos. Nos dicen que para legalizarlo se ha de derribar y que luego sólo se pueden construir viviendas unifamiliares. Eso significa que los 30 apartamentos actuales quedarían reducidos a cinco o seis como mucho".

Martí Torres(PP) alcalde de Santa Margalida, declara abiertamente que "se ha cometido una ilegalidad. Los apartamentos no cumplen la normativa urbanística. Yo me enteré de este asunto porque la gente venía al Catastro a inscribir su vivienda cuando aquello figuraba como un hotel". Sin embargo, aunque el alcalde reconoce que la división es ilegal el Ayuntamiento ha emitido los recibos del IBI a los nuevos vecinos y pretenden que paguen la contribución urbana.

Degradación

En la actualidad, los edificios están degradándose y se ha detectado la presencia de okupas "o quizá de reventas –indica Farré–, pues muchos de los compradores son gente de Palma que no ha vuelto a su apartamento desde hace dos años ya que no tenían ni luz ni agua". Ayer se podían ver cables empalmados de forma rudimentaria que presuntamente suministran fluido eléctrico a algunos apartamentos sin que se pueda apreciar de donde procede. La piscina, que la semana pasada estaba llena de agua sucia, ha sido vaciada pero ahora representa un peligro pues no está vallada. Se ven puertas reventadas, electrodomésticos y basura esparcida.