Los inquers disfrutaron ayer de la tercera edición de su particular simulacro de moros y cristianos, bautizado como la Festa de sa Pota del Rei, en la que las tropas del cacique moro Benahabet y las huestes cristianas del rei en Jaume I midieron sus fuerzas. Finalmente, como no podía ser de otra forma, el monarca catalanoaragonés se llevó la victoria tras la rendición del caudillo moro.

El encuentro entre los dos ejércitos se produjo en la zona conocida como la Pota del Rei, después de que los moros se concentrasen en la plaza del Ayuntamiento y los cristianos, que contaban con caballería, en la plaza del Blanquer. Una multitud esperaba ansiosa en la explanada el inicio de la contienda.

A pesar de que las crónicas del siglo XIII descartan que hubiera una gran batalla en Inca, los dos bandos protagonizaron varios enfrentamientos antes del encuentro de los dos líderes que acabó con la claudicación de Benhabet. Antes, sin embargo, los dos mejores soldados de ambos ejércitos ofrecieron un duelo de espadas de lo más realista. Finalmente, moros y cristianos sellaron la paz con una sandía, una de las novedades de este año basada en la leyenda que afirma que Benhabet ofreció fruta y alimentos a las tropas cristianas en señal de amistad.

La fiesta terminó con los dos líderes en el balcón del Ayuntamiento colgando los estandartes.

La noche no acabó ahí. El mercado medieval ofreció multitud de atractivos a la numerosa gente que estaba en la calle.