El alcalde de Binissalem, Jeroni Salom (PP), ordenó ayer la paralización de la tala del bosque de Biniagual. El máximo responsable municipal dio personalmente la orden de detener el corte de los árboles, acompañado por una patrulla de la Policía Local.

Se trata de una finca situada en el paraje rural de Biniagual que fue plantada de pinos en la década de los 60 con el propósito de explotar comercialmente la madera. Por ello, el propietario vendió los árboles –1.280 en total– a una compañía maderera de la comarca: el aserradero de los hermanos Llinàs.

No obstante, el anterior equipo de gobierno municipal protegió el enclave en las Normas Subsidiarias. Jeroni Salom explicó que "en su día no hubo alegaciones, por lo que mi predecesor llevo a cabo la protección que hoy en día es efectiva".

El maderero, por su parte, argumentó que cuenta con los permisos pertinentes a la conselleria de Medio Ambiente del Govern balear. Un agente de dicho organismo confirmó ayer a este diario que "se han concedido para talar todos los pinos porque es un pinar artificial. No obstante, no pueden derribar ni una sola encina, ni un sólo acebuche, pues el uso del suelo debe seguir siendo forestal".

Confusión

El agente aseguró que "Medio Ambiente comunicó la autorización al consistorio". El alcalde lo reconoció y explicó que "el municipio remitió una carta el 29 de octubre al Govern indicándole que el paraje estaba protegido. No ha contestado y hoy (por ayer) nos encontramos aquí a los taladores. Ante esta situación he decretado la paralización de los trabajos porque prefiero indemnizar, si no tengo razón, a tener que llorar la pérdida de un pinar protegido", sentenció.

La agrupación ecologista Gadma aplaudió la actitud municipal y manifestó que "este pinar es el lugar donde cada año los vecinos de Binissalem celebran su romería de Pascua. Nosotros lo hemos cuidado, limpiado y eliminado la procesionaria del pino. Pedimos a la propiedad que tenga un poco de sentido común. Sin nosotros no tendría pinos que vender. Y si aun así quiere derribarlos, por lo menos que siembre otros nuevos", dijo el portavoz ecologista, Bernat Fiol.

El empresario

Pere Llinàs, el maderero que ha comprado los árboles, afirmó que "se trata de una explotación forestal" que dispone de "todos los permisos". "El Ayuntamiento pretende que le pidamos permiso, pero lo que nos pide es como si fuera a un payés y le exigiera que saque un permiso para cosechar el trigo. Nosotros sembramos pinos para recoger madera. Es nuestro trabajo y nuestro sustento", subrayó.