Los vecinos se reactivan y dan una nueva vida a El Terreno

A través de la permacultura y la sostenibilidad, un grupo de vecinos del barrio se ha propuesto reconectar la comunidad

En tres meses han duplicado el número de socios del Casal de Barri

Sandra, Manel, Axel y Juan posan con sus camisetas de ‘Jo som El Terreno’ frente al renovado casal.

Sandra, Manel, Axel y Juan posan con sus camisetas de ‘Jo som El Terreno’ frente al renovado casal. / B. Ramon

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

«Jo som El Terreno; Yo soy El Terreno; I am El Terreno». Así se presenta la rearmada Associació de Veïnats Bellver d’El Terreno, la cual en poco más de tres meses ha logrado dar un giro de 180 grados a la dinámica vecinal del barrio palmesano de El Terreno, logrando más de 1.800 seguidores nuevos en Facebook, 500 en Instagram y duplicando el número de socios, llegando hasta los 120.

Ahí el equipo de la asociación de vecinos trabaja para sacara adelante sus proyectos.

Ahí el equipo de la asociación de vecinos trabaja para sacara adelante sus proyectos. / B. Ramon

A través de los conocimientos de la nueva junta, que cuenta con experiencia en la organización de este tipo de asociaciones a nivel nacional e internacional (parte del modelo es importado de Dinamarca), así como también con un conjunto de aprendizajes que abarcan desde la gestión de la propia comunicación al cuidado y mantenimiento de un huerto, han reactivado una comunidad vecinal que tras la pandemia fue perdiendo fuelle. «Cuando salimos de la covid la anterior junta ya estaba cansada y la asociación hacía pocas cosas. También era gente más ‘mayor’ y habían perdido ese ímpetu», explica Axele Verges, consultora creativa y mentora. Ahora, Manel Font, presidente; Bárbara Galmés, vicepresidenta; Joana Amengual, vicepresidenta; Joan Cruz, secretario; Sandra Christeansen, comunicación; y Verges, entre otros, trabajan a diario para sacar adelante todos los proyectos que tienen en mente.

Todo comenzó hace poco más de un año, cuando se renovó la junta directiva de la asociación vecinal y entró el equipo liderado por Manel. «Yo en un principio no quería ser presidente, pero cuando vi que podía rodearme de gente que le iba a poner ganas y que realmente le apetecía, no me lo pensé», asegura el propio Manel.

Una vez estructurada la organización, y con la ayuda de la entidad Positive Lab, consiguieron obtener una fuerte subvención del Ayuntamiento de Palma con la que pudieron poner en marcha definitivamente su proyecto.

Éste se vertebra sobre doce principios de la permacultura, que, según el ecólogo australiano Bill Mollison, se puede definir como «la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza, después de una observación prolongada y reflexiva». Esta filosofía de trabajo establece doce principios sobre los que se apoyan no solo las actividades que realizan a diario, sino también las relaciones personales y la metodología de trabajo. Estos principios son: observa e interactúa; captura y almacena los recursos; obtén un rendimiento; aplica la autorregulación y acepta la retroalimentación; usa y valora los recursos y servicios renovables; produce sin desperdiciar; diseña desde los patrones hasta los detalles; integrar más que segregar; usa soluciones pequeñas y lentas; usa y valora la diversidad; usa los bordes y valora lo marginal; y usa y responde creativamente al cambio.

La biblioteca se ha convertido en un ‘Open Casal’ para todos los vecinos.

La biblioteca se ha convertido en un ‘Open Casal’ para todos los vecinos. / B. Ramon

Uno de sus puntos más fuertes, y «esenciales», aseguran, es la comunicación. Han remodelado por completo la imagen de la asociación, han abierto y gestionan cuentas en todas las redes sociales y han logrado intercomunicar al barrio a través de la red. Tienen un plan de comunicación al que cualquier vecino puede tener acceso, y además facilitan plantillas para que estos puedan diseñar sus propios folletos para sus actividades.

Otro punto importante y en el que han trabajado mucho es en la reconversión de la antigua biblioteca en el Casal de Barri u Open Casal como lo denominan en la asociación. Allí cuentan con varias salas —una insonorizada por la Fundación Forteza, entidad que colabora asiduamente con la asociación además de otras—, y lo consideran un espacio abierto para que cualquier vecino puede trabajar junto a la asociación en sus proyectos, creando sinergias entre las personas y actividades que allí se realizan. En El Terreno todo se retroalimenta.

Ahora, pretenden abrir un huerto comunitario en un solar cerca del instalado ya por la Fundación Nazaret. Manel trabajó en Barcelona con la asociación Espais Buits, a través de la cual se insta a las instituciones municipales a ceder a los vecinos los solares vacíos para darles una segunda vida. Ya han organizado un mercadillo —que tuvo una asistencia multitudinaria—, además de actividades en el Casal y aquellas que se organizan entre los propios vecinos. Un proyecto desde la comunidad, para la comunidad.

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