El centro de Palma vive con fervor la multitudinaria procesión del Crist de la Sang

Justo con la caída de la noche, las calles Olmos, Sant Miquel, la plaza Mayor, Colom, la plaza de Cort y Palau Reial se vieron inundadas por la procesión, un desfile que congrega a las 33 cofradías de Palma por orden de antigüedad

Salida de la procesión del Crist de la Sang de Palma

B. Ramon

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Bajo un cielo ligeramente encapotado y una brisa suave, Palma vivió con fervor la procesión del Crist de la Sang, que se inició a las 19 horas su camino, marcando un regreso a la tradición con un recorrido que comienza y termina en el mismo lugar: la iglesia de la Anunciación de María. Este año, el retorno a este itinerario ofrece un alivio para aquellos que el año anterior enfrentaron el desafío de permanecer en vigilia hasta altas horas de la madrugada, una tarea ardua incluso para los más devotos.

El momento cumbre de la procesión llegó cuando la Catedral acogió al Sant Crist, un encuentro que no se produjo hasta las tres de la madrugada, en una recepción marcada por una breve plegaria a cargo del obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, antes de su retorno a la Sang. Las calles Oms, Sant Miquel, la plaza Mayor, Colom, la plaza de Cort y Palau Reial se vieron inundadas por la procesión, un desfile que congregó a las 33 cofradías de Palma en orden de antigüedad, con la joven Humildad y Paz liderando el camino. Cientos de espectadores se agolpaban para presenciar el inicio de esta ceremonia tan esperada.

Mientras los penitentes avanzaban con paso solemne, una reflexión teológica se despertó entre los presentes cuando un niño, con curiosidad genuina, cuestionó a su padre sobre la razón de ser católicos. El breve intercambio fue resuelto con un simple «siempre lo hemos sido», antes de volver la atención al desfile que avanzaba en silencio. Más adelante, un grupo de señoras comentaba discretamente los cambios que habían percibido en Palma y Baleares tras el cambio de mandato, expresando su aprecio por la dedicación de los líderes locales a las festividades religiosas.

En un gesto que refleja los tiempos modernos, algunos espectadores siguieron la procesión tanto en persona como a través de la retransmisión en directo ofrecida por IB3. Esta dualidad entre lo presencial y lo virtual, no hace sino enfatizar la necesidad de amoldarse a las lógicas de los nuevos tiempos.

Alrededor de la una de la madrugada, el Cristo de la Sang emergió entre ovaciones y aplausos, dando inicio a un momento de veneración y fervor. Acompañado por un carro de ofrendas, los fieles depositaron sus donativos con la esperanza de encontrar redención y consuelo en este acto de devoción colectiva. A su retorno triunfal a la iglesia, los sobreposats se relevaban en su tarea de cargarlo, mientras los prohoms, la guardia de honor y la Banda Municipal de Música lo acompañaban en un acto que culminó con muestras de respeto y devoción que perdurarán en la memoria de quienes fueron partícipes.

Para muchos cofrades, especialmente los más jóvenes, la noche representa un desafío emocional marcado por la ansiedad ante la principal procesión de la Semana Santa. Aunque aún se sienten los ecos del año anterior, con la prolongada espera hasta altas horas de la madrugada, hay una esperanza compartida de que esta vez la experiencia sea más llevadera.