Empresarios de Hamburgo quieren abrir una clínica de estética en el Hostal Corona de El Terreno

Varios inversores extranjeros llaman a la puerta del histórico establecimiento de Palma, a la venta por cinco millones de euros

Un sueco con dos hoteles en la isla también se interesa por el inmueble para convertirlo en un Hotel Boutique de lujo

Cristóbal Navarro, propietario del Hostal Corona. |

Cristóbal Navarro, propietario del Hostal Corona. | / B. RAMON

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Inversores alemanes se han interesado por convertir el emblemático Hostal Corona de El Terreno en una clínica de estética. El establecimiento y un terreno anexo que ahora se utiliza como aparcamiento está a la venta por cinco millones de euros, a lo que habría que añadir otro millón y medio más para actualizarlo.

El Corona y su terraza, muy solicitada durante años para cenar o tomarse algo, lleva sin recibir clientes desde la pandemia, cuando cerró para no volver a abrir. En 2021 un grupo de inversores suecos lo adquirieron para relanzarlo como hotel, pero el proyecto se frustró hace unos meses por un problema familiar grave que les obligó a regresar a su país.

Los inversores suecos habían firmado un alquiler con opción a compra, así que el hostal volvió a manos de Cristóbal Navarro, copropietario junto con su hermano desde que lo heredara de sus padres en 1987. Los inversores de Hamburgo que acarician la idea de abrir allí una clínica estética se unen a una larga lista de inversores interesados en adquirir el establecimiento, todos ellos extranjeros.

El ejemplo de Can Quetglas

Entre los aspirantes a comprar el Corona también hay un empresario sueco que reside en la isla y que ya tiene un establecimiento hotelero en es Portitxol y otro en Sóller. Su idea es convertirlo en un hotel boutique siguiendo el ejemplo del cercano Can Quetglas, una antigua casa modernista de dos plantas convertida en un establecimiento de cuatro estrellas y nueve suites para un total de 18 plazas.

Este empresario sueco, con experiencia en el sector, planea ampliar el hotel aprovechando el terreno anexo que lleva años utilizándose como aparcamiento y en el que también pretende hacer una piscina.

Actualmente el establecimiento cuenta con catorce habitaciones, pero una reforma integral puede aumentar su número.

Otros potenciales compradores que han llamado a la puerta del hostal han puesto de manifiesto su interés por reformarlo para convertirlo en viviendas de lujo.

El edificio que hasta hace pocos años acogió el Hostal Corona es de 1930 y está catalogado. Su futuro propietario puede darle un uso diferente del hotelero, pero sin tocar la fachada y ciertos elementos arquitectónicos protegidos.

Los inversores suecos que quisieron relanzarlo como hotel llegaron a hacer una reforma de calado, tanto en el interior del inmueble como en su terraza, punto de encuentro de residentes y visitantes durante décadas.

El Corona es uno de los tesoros arquitectónicos que ocultan las estrechas calles de El Terreno. Un inmueble singular accesible solo para bolsillos pudientes que, desde hace tiempo, han puesto el foco sobre un barrio objeto de una renovación urbanística. «Esto es la nueva milla de oro de Palma», señaló Navarro el pasado marzo en conversación con este periódico acerca de un barrio en el que las inmobiliarias venden rápidamente villas singulares de principios de siglo XX a precios millonarios, casi siempre a compradores europeos.

Al calor de la reforma integral de la plaza Gomila, el barrio es una de las zonas de Palma donde mayor inversión inmobiliaria se está realizando por parte de empresas privadas.

En los últimos años, inversores casi siempre extranjeros están comprando edificios que permanecían cerrados y abandonados para impulsar nuevas viviendas y locales de lujo.

Casi un siglo en El Terreno

El Hostal Corona forma parte de la historia de El Terreno y de Palma desde 1930, cuando se construyó concebido como un edificio de viviendas diseñado por el arquitecto Gaspar Bennazar. El establecimiento fue cambiando de manos hasta que en 1987 Cristóbal Navarro, nacido en El Terreno y todavía residente en el barrio, lo reformó y lo convirtió en el popular establecimiento que fue durante casi tres décadas. Por su terraza pasaron miles de residentes y visitantes a la ciudad hasta que la pandemia cerró sus puertas hasta el día de hoy.

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