El Paseo Marítimo de Palma deja atrás casi 75 años años de historia para convertirse en bulevar

La construcción se realizó casi simultáneamente con la del Dique del Oeste, ganando espacio al mar con tierra extraída de na Burguesa- Cambio radicalmente la fisonomía del puerto de Palma, provocó una explosión urbanística y concentró la mayor parte de la oferta turística y de ocio

Miguel Vicens

Miguel Vicens

Las obras de reforma del Paseo Marítimo de Palma y su conversión en bulevar, según el proyecto del arquitecto Elías Torres, dejan atrás casi 75 años de historia de la vía que conectó Palma con el mar cuando empezó a construirse en 1949. Antes de su existencia y con una cierta continuidad solo los barrios de El Terreno y Santa Catalina conectaban la ciudad con el mar.

Los trabajos empezaron en una fase inicial en 1949, ganando terreno al mar y levando los primeros edificios, pero no fue hasta 1958 cuando se inauguró oficialmente la vía que lleva oficialmente el nombre de Avenida Gabriel Roca, en recuerdo del ingeniero, jefe de obras del Puerto de Palma entre los años 1940 y 1962 y principal impulsor del paseo, que en esta fase primigenia se abrió a la circulación con una calzada de dos sentidos de circulación y un ancho total de doce metros, menos de la mitad del actual.

Tras la Guerra Civil se emprendieron en Mallorca importantes obras públicas para paliar la falta de trabajo. Lo ha contado el periodista Joan Riera en el artículo El Passeig Marítim quiere honrar a su nombre. Según recuerda, en Palma se proyectó el Dique del Oeste porque el antiguo Moll de la Riba resultaba insuficiente para acoger todo el tráfico marítimo que llegaba a la ciudad. Las miles de toneladas necesarias para rellenar el mar se extraían de na Burguesa y se transportaban hasta primera línea de mar con un ferrocarril que transcurría por un puente, hoy desaparecido, situado en el arranque de la autopista de Andratx

Si las mercancías y los viajeros llegaban a la isla a través de un puerto situado a cuatro kilómetros de la ciudad, resultaba evidente que se necesitaba un enlace rápido y seguro con el centro. Y así nació el Paseo Marítimo.

El diseño, como ya se ha apuntado, se encargó al ingeniero palmesano Gabriel Roca. En una primera fase se construyeron solo dos carriles, uno por sentido. Incluso se respetó la actividad de los astilleros con un puente giratorio, que se activaba cada vez que una embarcación debía entrar en los diques o abandonarlos, detalla Joan Riera en su artículo. Casi simultáneamente a la inauguración de la vía comenzaron los trabajos de ampliación, con los carriles por los que discurre el tráfico hacia el centro de la ciudad. Esta parte del proyecto se culminó a principios de los años 70.

La vía supuso un cambio radical en la fisonomía del puerto de Palma, incluso puede decirse que la revolución afectó a toda la ciudad. Pronto se hizo evidente que se trataba de algo más que una carretera. El estallido urbanístico que provocó tuvo consecuencias en el urbanismo, el turismo, el ocio y la náutica.

El Meliá Palace fue el primer hotel de lujo que se levantó tras la reforma, el edificio donde hasta hace unos años se encontraba la Caferería Cappuccino. Después lo acompañaron otros. Y una poderosa oferta de ocio. Y el Auditorium, buque insignia de la cultura mallorquina. Y al Real Club Náutico de Palma, heredero del histórico Regatas, se le sumó el Club de Mar. Y después los barcos ocuparon todo el litoral y extendieron sus tentáculos mar adentro. La prosperidad también trajo discotecas, restaurantes y bares de copas.

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