El carril bici que une las carreteras de Sóller y de Valldemossa ya tiene sus primeras quejas. Además de los vecinos molestos por la supresión de plazas de aparcamiento, usuarios de la senda ciclable reclaman que se ilumine todo el tramo que discurre por detrás de la antigua prisión.

Por las noches una parte de la senda -que ha sido asfaltada y mejorada expresamente para la circulación de bicicletas- está a oscuras, por lo que algunos vecinos que salen a pasear, correr o pedalear por la zona afirman sentirse inseguros. Además, los residentes en el barrio critican la paradoja de que Cort haya señalizado como itinerario recomendado para ciclistas y peatones el camino que carece de puntos de luz.

El carril bici fue inaugurado a mediados del pasado septiembre tras realizar una inversión de 25.000 euros. El regidor de Movilidad, Gabriel Vallejo, destacó entonces que gracias a la nueva infraestructura se cumplía "con una demanda de los vecinos de Son Sardina" y se daba "acceso en bicicleta al polígono de Son Castelló".