Opinión

La factura de la oferta turística más obsoleta de Mallorca

El milagro de la zona de la Playa de Palma donde la noche del jueves se produjo el derrumbe fatal es que todavía quede algún edificio en pie.

Nos encontramos en el enclave más degradado del municipio, muy por encima de algunas calles de la Soledat, Son Gotleu o Camp Redó, con los inmuebles más obsoletos y los peores servicios y dotaciones que uno pueda imaginar. Solo el contraste con su vecino s'Arenal de Llucmajor le ofrece alguna ventaja comparativa. Pero sigue siendo realmente incomprensible que desde Alemania, Holanda o algún país escandinavo alguien pueda escoger esa zona de Palma para pasar unas vacaciones de verano.

Varias personas observan las ruinas del Medusa Beach, ayer en la Platja de Palma.

Varias personas observan las ruinas del Medusa Beach, ayer en la Platja de Palma. / DM

Será por los bajos precios, su oferta de ocio juvenil, la cercanía al mar de los hoteles y el lifting de bajo coste al que cada temporada se somete su obsoleta primera línea. Allí, y al margen de los hoteles, viviendas preturísticas van superponiendo pequeñas reformas una temporada tras otra: divisiones, ampliaciones y nuevos elementos añadidos al gusto de cada momento, que un año las transforma en un beach club, al año siguiente en un restaurante mexicano y el próximo en un pequeño supermercado con una discoteca en los bajos y un alquiler de motos eléctricas en el chaflán . Todo ello formando un decorado siempre provisional que anima una multitud juvenil con dos copas de más, un tren turístico repintado, un ejército de vendedores ambulantes y el camión de la basura que a las siete de la mañana devuelve al conjunto un cierto orden para volver a empezar. Es un mundo que ya ha desaparecido en todos los destinos turísticos y en Mallorca aún se resiste a hacerlo. A un precio demasiado alto. 

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