Opinión | Al Azar

No cierran Telegram, lástima

El icono de la aplicación Telegram

El icono de la aplicación Telegram / EP

Ni siquiera los usuarios de Telegram concertarían una cita con los dos dueños rusos del engendro, sin vigilar cuidadosamente su cartera durante el encuentro. Son poco de fiar, por ponerlo en lenguaje no querellable. Pese a ello, la crema de la intelectualidad cibernética mira de arriba abajo a quienes no militan en la red social de obediencia a Putin. Para personajes así, desatender una petición judicial merece menos esfuerzo que desoír el claxon de otro conductor en la autopista. Por unos días, pareció que el juez Santiago Pedraz iba a tomarse en serio el desdén del gigante, así que amenazó con clausurar el servicio en España. El magistrado dio marcha atrás, lo cual no es tan peligroso para el escaso crédito de la Audiencia Nacional como para el entusiasmo de quienes ya enarbolábamos las banderolas de la revolución.

La enmienda de Pedraz a sí mismo es contraproducente, porque refuerza la condición de inexpugnables de los refugiados rusos de las Islas Vírgenes, el único concepto virginal de su estructura empresarial. La preeminencia de Telegram sobre el Estado no solo demuestra que hay instituciones demasiado grandes para caer o too big to fail, el axioma de la crisis financiera. Sobre todo, hay seres humanos too big to jail o imposibles de encarcelar, mientras las mismas instituciones estatales meten mano sin problemas en las cuentas corrientes de los ciudadanos sin el escudo de una red social en propiedad.

Pedraz es la víctima más trivial de sus repentinos gallardía y amilanamiento. Por suerte, en el caso Koldo de la misma Audiencia, un subalterno le exige al protagonista principal de la trama que «no utilices el Telegram». El asesor íntimo de Ábalos replica que nunca ha usado esa invención extranjera, hay que propugnar una corrupción patriótica, sin injerencias. Contra las redes en general, se necesitaba un gesto valiente que devolviera al ser humano el control sobre su destino. Un juez se ha negado a asumir el riesgo, habrá que buscar los héroes en otra parte.

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