Opinión | TRIBUNA

Jon Kobeaga

La luz indeleble de Joan Mascaró

Mallorquín ilustre, traductor, profesor, persona sabia y buena, que descubrió en el estudio y análisis de los textos clásicos de India aquello que anda entrelazado como la luz, el amor y la vida

Joan Mascaró i Fornés

Joan Mascaró i Fornés / Archivo

Un día como estos hace 37 años hacía su tránsito a otra dimensión Joan Mascaró i Fornés. Mallorquín ilustre, traductor, profesor, persona sabia y buena, que descubrió en el estudio y análisis de los textos clásicos de India aquello que anda entrelazado como la luz, el amor y la vida. Como él escribió: «Si la vida o la acción son lo finito y la consciencia o el conocimiento son lo infinito, entonces el amor es el medio para convertir la vida en luz , el nexo de unión de lo finito y lo infinito». Una visión de la acción realizada con conciencia de su sentido entrelazada con la idea del amor.

Fue estudioso de la lengua sánscrita, que probablemente se trate de la tradición lingüística más antigua que ha conocido la historia. La literatura sánscrita de la antigua India es la herencia inmemorial de aquello que en su día fue «escuchado». Se transmitió oralmente durante siglos. Se dice que sus sonidos permiten el contacto con la divinidad, porque sus raices se hallan en la eternidad. Toda la literatura védica está entretejida de un ferviente anhelo de visión espiritual.

Tradujo del sánscrito la Bhagavad Gita, uno de los textos más emblemáticos de esa literatura védica. Se trata sobre todo de un poema espiritual. En ella se halla el gran combate espiritual del alma humana. Mascaró trabajó durante 20 años en la traducción del texto (18 capítulos). Recordando ese esfuerzo, en donde esperaba haber sido fiel al espíritu del original y a sí mismo , citaba un verso, el 9,26, que muchas veces le venía a la memoria: «El que me ofrece con devoción una simple hoja, o una flor o una fruta, o incluso un poco de agua, lo acepto de esa alma anhelante, porque fue ofrecido con amor y con un corazón puro». El mensaje del verso es pura práctica yóguica. Por pequeño que sea el esfuerzo o el gesto cotidiano si se despliega con honestidad ya tiene de por sí valor enorme con independencia del éxito o fracaso de su resultado porque ha sido realizado por un corazón puro.

Tradujo también los tratados «Els Upanishads» ( literalmente «sentado a los piés del maestro»). En los Upanishads encontramos los grandes interrogantes del ser humano y hacen mención al mundo interior. Mascaró nos ofreció su resumen esencial en las palabras del sánscrito «tat tvam asi «, tú eres eso . Tú eres un ser de luz, un ser espiritual. Al estar junto o frente a una persona la toma de conciencia de que «tú eres eso» impide levantar la mano amenazante o ejercer cualquier tipo de violencia sobre élla. A un ser de luz se le trata siempre con respeto y humildad.

En su libro Lámparas de Fuego recoge una selección de los pensamientos espirituales de todas las religiones del mundo a las que creía firmemente unidas en lo trascendental. Un tesoro de luz con textos que vienen de tiempos inmemoriales.

En estos tiempos convulsos de violencia en el mundo, en que afloran sentimientos de rabia e impotencia ante la barbarie y desprecio del ser humano con sus semejantes y siendo por desgracia testigos diarios de un terrible genocidio, el del pueblo de Palestina, las palabras de Joan Mascaró resuenan en nuestro interior como un reclamo a la esperanza y a la fé. Nos ofreció con las palabras de sus escritos y traducciones un vasto universo espiritual donde poder bucear en la búsqueda de los valores esenciales de la vida y del ser humano. Como él escribió: «Y cuando desde las visiones de Eternidad llegamos a considerar nuestras propias vidas, estas lámparas de fuego pueden devenir una claridad en la profunda oscuridad y un refugio en la tempestad. Porque en la maravilla de estas grandes palabras encontramos la bondad y la belleza; y más allá de la verdad de las ideas encontramos la Verdad de nuestro ser» (Cambridge primavera 1958).

En su permanente presencia y luz: «tasmai shri gurave namah»: «Te saludo con respeto , humildad y devoción mi maestro». Y con agradecimiento, dhanyavad.