Opinión | El Malecón

José Sámano

Los enemigos de Xavi

El técnico desenterró en público cuentas pendientes con los medios, a los que tiene por un rebaño

Barcelona. 12.03.2024. Deportes. Xavi en la banda durante el partido de vuelta de los octavos de final de la champions league entre el Barça y el Napoli.

Barcelona. 12.03.2024. Deportes. Xavi en la banda durante el partido de vuelta de los octavos de final de la champions league entre el Barça y el Napoli. / JORDI COTRINA

Ni siquiera la terapéutica victoria del Barça ante el Nápoles alivió ese abrasivo tormento que arrastra Xavi con la crítica. No le valió un do de pecho, propio y colectivo, por más que se tratara de llegar a unos cuartos de final, lo que, en estos tiempos, ya es celestial para el barcelonismo. El técnico desenterró en público cuentas pendientes con los medios, a los que tiene por un rebaño. Un corrosivo revanchismo, muy recurrente en Xavi, que revela una idea desnortada: ¿Qué o quién le ha hecho interiorizar hasta el tuétano que el periodismo debe ser una maquinaria de propaganda a sus pies?

Tan ansioso de sus particulares desquites, es Xavi quien se niega sus propios méritos. Obvia discursos que le validarían sin tachas. Un supuesto: “Señoras y señores, acorde con la realidad, en un momento tan convulso del club por su precaria situación, ahí queda una Liga, una Supercopa con baño al Real Madrid, un testamento con LamineFermín y Cubarsí y, de momento, unos cuartos de final de la Copa de Europa que no alcanzaba el Barça desde hace cuatro años, con numerosas bufonadas por el camino”.

Podría ir más allá, incluso. Admitiendo que hoy el Barça es lo que es, cabría poner en valor que perfiló un equipo que no daba para más para ganar la última Liga. Por mucho que lo hiciera de forma antinatural para el hueso azulgrana, de 1-0 en 1-0. Xavi, tan apóstol de un determinado fútbol, tuvo que adaptarse a las circunstancias. Lo mismo que el pasado martes.

Con las bajas de De JongGavi y Pedri, el Barça triunfó a la carrera, lo que no es ninguna herejía. Cubarsí, tan portentoso proyecto, era capaz de enfilar a Fermín hacia la portería contraria con asistencias de 40 metros, tal que Koeman a Stoitchkov. Y Fermín, a lo Amor o Bakero, transitaba de maravilla como volante infiltrado en el ataque. Mientras, Lamine y Raphinha, a toda mecha, miraban por el retrovisor a sus centinelas. Pese a su categórico adoctrinamiento, nada que Xavi deba reprocharse. Al contrario. Todos los cadetes dieron un estirón al Barça, tan moroso y amodorrado tantas veces con un trasiego intranscendente con la pelota. De acuerdo, el sustento del balón es el primer mandamiento cruyffista, pero no el único. Con la factoría de La Masia, este Barça puede tener otra marcha. Y otras constataciones: João Felix ha quedado reducido a un telonero y, al parecer, alguien se precipitó con el pastizal por Vitor Roque. Nada que se deba imputar a Xavi, hoy firme ante las apuestas de un club que hasta le impuso alguna convocatoria.

Son tantas las calamidades barcelonistas que para frustración del Xavi entrenador el Barça no puede ser el Barça redondo del Xavi futbolista. Y él lo sabe, como evidenció al diferir su dimisión para que el equipo, más bien zombi, espabilara. ¿Culpas de la prensa, o del Amberes, el Shakhtar, el Villarreal, el Girona, el Granada…?

Xavi, tan ligado siempre a Luis Aragonés, vivió con amargura lo que consideraba un linchamiento mediático al de Hortaleza antes de la cumbre de Viena en la Eurocopa de 2008. Su caso nada tiene que ver, ni mucho menos. Pero él metaboliza lo mismo, empecinado en negarse la realidad, lo que le lleva a confundir el relato y equivocarse de enemigo. Los causantes de tanto estrépito reciente no han sido los medios, por lo general mucho más condescendientes de lo que piensa, aunque todo le parezca poco. Ante tanto desvarío, si busca rivales le basta con repasar la gestión de los últimos rectores barcelonistas. De paso, preguntar a Mateo AlemanyJordi Cruyff