Opinión | TRIBUNA

Del escenario para la respuesta al sector agrario

Estamos en la séptima semana de movilizaciones agrarias en España.

Estamos en la séptima semana de movilizaciones agrarias en España. / Javier Lizón

Estamos en la séptima semana de movilizaciones agrarias en España. El tercer mes en muchos países de la Unión Europea. Las movilizaciones han dado sus frutos, pero estamos agotando los tiempos: En primer lugar, es muy difícil y costoso para cualquier sector productivo, mantener un ciclo de movilización tan intenso y amplio durante mucho más tiempo. En segundo lugar, en apenas dos meses, las instituciones comunitarias entrarán en letargo hasta que se configure la nueva Comisión Europea que surja tras las elecciones al Parlamento Europeo. Por último, las administraciones agrarias nacionales y autonómicas sabemos que nuestro campo de maniobra es limitado sin la participación de Europa. Si las movilizaciones se cerraran en falso, las próximas serán más difíciles de encauzar. La cuestión agraria entrará de lleno en la campaña al Parlamento Europeo y veremos quién es y que fuerza tiene el próximo comisario o comisaria europea de agricultura y desarrollo rural. Recordar que, desde los inicios de la Unión Europea, esta comisaría siempre ha estado en manos de una persona elegida desde el Grupo Popular Europeo salvo allá por el año 1958 con Mansholf del Grupo Socialista Europeo y en el periodo actual con un pusilánime y débil representante polaco del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos.

Las reivindicaciones del sector articulado a través de las organizaciones agrarias representativas están claramente ordenadas en documentos propios de cada una de ellas. En este marco incluyo las propuestas de Unión de Uniones. Las 18 propuestas del Ministerio de Agricultura también se conocen. Ministerio y Organizaciones han mantenido en el último mes tres largas reuniones a falta de alguna más para tener el grado de concreción que exige el sector. Paralelamente, el Ministerio, a través del Órgano de Coordinación del PEPAC, está avanzando con las Comunidades Autónomas en el documento de propuestas de modificación y flexibilización de la PAC que se presentará a Bruselas desde España

Este es el escenario de negociación real. Fuera tenemos que situar a las «Plataformas de Agricultores Independientes». Estas Plataformas suponen una llamada de atención y un reto para las organizaciones agrarias históricas que tendrán que afrontar. Estas plataformas plantean una serie de proclamas imposibles de aceptar, como son; la eliminación de la «Agenda 2030» o la derogación del «Pacto Verde Europeo». La Agenda 2030 fue promovida por Naciones Unidas con objetivos que todo ser humano debería tener cubiertos y es absurdo atribuirle los males del sector agrario. El segundo es un pacto político europeo y la Unión Europea avanza con pactos de este tipo. Podemos cuestionar y criticar el ritmo y el alcance de su concreción legislativa, pero no resulta razonable pedir a la ciudadanía europea que renuncie a ello. Los sectores agrarios que se han dejado llevar por estos eslóganes, seguirán frustrados se consiga lo que se consiga. Su agenda es otra. Quizás deberán pedir explicaciones a las organizaciones políticas que los han llevado a ello.

En este marco, me preocupa la escasa ambición con la que nace el «Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Agricultura en la Unión Europea» anunciado por la presidenta de la Comisión hace varios meses. Este debería ser el escenario de las reflexiones y reformas a largo plazo, pero nace a destiempo. El debate ya tiene sitio en la web de la Comisión Europea. Las preguntas que lanza son claves. ¿Cómo podemos ofrecer a nuestros agricultores y a las comunidades rurales en las que viven una mejor perspectiva, incluido un nivel de vida justo? ¿Cómo podemos apoyar la agricultura dentro de los límites de nuestro planeta y de su ecosistema? ¿Cómo podemos aprovechar mejor las inmensas oportunidades que ofrecen los conocimientos y la innovación tecnológica? ¿Cómo podemos promover un futuro brillante y próspero para el sistema alimentario europeo en un mundo competitivo? Sin embargo, la disolución del Parlamento Europeo hace que lo urgente se coma lo importante. Lo urgente es que la Comisión Europea cierre con los estados miembros las flexibilizaciones y modificaciones de la PAC para que podamos seguir avanzando. Al mismo tiempo y esta misma semana la Comisión Europea ha lanzado dos encuestas dirigidas al sector agrario, la primera sobre como eliminar burocracia en la PAC y paliar su carga administrativa y la segunda, para detectar prácticas desleales en la cadena alimentaria. El 22 de febrero de 2024, la Comisión Europea envió un documento a la Presidencia belga en el que se describían posibles acciones para ayudar a reducir la carga administrativa que pesa sobre los agricultores. El documento, debatido con los Estados miembros en el Consejo de Agricultura del 26 de febrero, acciones a corto y medio plazo que pueden adoptarse para lograr la simplificación. Estas consultas terminan en actos normativos de la Unión Europea, pero estamos hablando de un medio plazo

En el corto plazo, el Ministerio de Agricultura se afana en cerrar con las Comunidades Autónomas y con las Organizaciones Agrarias lo que llamamos el «Documento de Alcance de la Modificación del Plan Estratégico de la PAC». Ayer miércoles mantuvimos la última de las reuniones. El documento incorpora los cambios que se piden en relación a la actual PAC. Es un documento donde irán muchas de las propuestas de flexibilización de las obligaciones ambientales y de cómo aplicar los Ecoesquemas. Son flexibilizaciones razonables que yo mismo comparto y veo necesarias. No rompen con los consensos climáticos y solo ajustan la forma de aplicarlos para que las y los agricultores puedan seguir haciendo su trabajo. Coinciden en su práctica totalidad con las peticiones de las organizaciones agrarias. Desde las Illes Balears hemos logrado incorporar mejoras muy significativas para nuestro territorio insular. En este documento también irán aspectos como la voluntariedad del cuaderno digital de explotación y el sistema de incentivos que tendrán aquellos que decidan implementarlo en periodo voluntario. También habrá ajustes importantes en las ayudas asociadas de cultivos proteicos, de vacuno de carne, de ovino y caprino de leche y carne y de frutos secos. Por último, hay un planteamiento específico para adaptar los Ecoesquemas a las zonas de secano semi-árido entre las que se ubica las Islas Baleares. Una cuestión que planteamos desde varias Comunidades Autónomas.

Fuera de la flexibilización de la PAC hay una larga lista de temas de enorme calado que se están trabajando. De los más importantes y complejos está el adaptar el Sistema Nacional de Seguros Agrarios a la nueva situación de incertidumbre y riesgo derivada del cambio climático. También la simplificación y adaptación de normativas del sector ganadero, la aprobación de un plan estratégico para la ganadería extensiva, la revisión de los planes de sanidad animal o la compatibilidad entre la fauna salvaje y la ganadería extensiva. Entre todas las propuestas referidas a como mejorar la ley de la cadena alimentaria, destaco una por su trascendencia y que comparto, pero que sin duda generaría enorme revuelo económico. Me refiero a la propuesta de UPA de establecer en el actual Reglamento europeo sobre Organización Común de Mercado en la PAC una excepción a la ley de la competencia que permita la negociación colectiva en el sector primario por parte de sus organizaciones.

La última de las demandas urgentes e imprescindibles, pero también más complejas de acordar en el seno de la UE tiene que ver con el establecimiento de cláusulas espejo en los acuerdos comerciales internacionales o como frenar la competencia desleal que se produce con las importaciones de productos agrarios procedentes de países terceros en los que las normativas sanitarias, ambientales y sociales no cumplen con los estándares a los que obligamos a nuestros productores.

El abanico de demandas es amplísimo y complejo donde los haya. Los tiempos arrebatados y cortos. La realidad política e institucional endiabladamente enrevesada. ¿Qué puede salir mal?