EL DESLIZ

¿Qué ha sido de Kamala Harris?

Ilustración: ¿Qué ha sido de Kamala Harris?

Ilustración: ¿Qué ha sido de Kamala Harris? / Elisa Martínez

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Es una pregunta desesperada después de observar unos cuantos vídeos de Donald Trump, de 77 años, más anaranjado y en forma que nunca en su imparable camino hacia las presidenciales norteamericanas, primero, y la Casa Blanca, después, si los procesos judiciales en que está inmerso no lo impiden: ¿Qué ha sido de Kamala Harris? El plan consistía en que, después de la milagrosa victoria Demócrata de hace cuatro ejercicios y en el transcurso de un mandato complicado, la vicepresidenta de los Estados Unidos, una política de 59 años ya bregada y cargada de empaque, sustituyera a Joe Biden, de 81, con algún motivo médico, lío familiar o desgaste de gestión por determinar. Iba a parecer un accidente el advenimiento de la primera mujer a los mandos de la principal potencia mundial para luego prorrogar otra legislatura. Una senadora de ascendencia afroasiática, profesional, de firmes ideas progresistas, conocedora de los resortes de partido y acostumbrada al cuerpo a cuerpo. Pero no. Aquí no hay Succession que valga. No es fácil apartar a los señores del poder, tengan la edad y los achaques que tengan. A ellos nunca se les pasa el arroz. El actual ocupante del Despacho Oval piensa repetir contra Trump, y de momento con su misma copilota, aunque cada vez que se baja del Air Force One parece que será la última. No hay relevo ni relevancia de Kamala Harris. Se vislumbran elecciones en noviembre con los mismos contrincantes de 2020, con los Demócratas confiando en reeditar la fórmula que funcionó y el deseo de venganza de los electores conservadores marcando máximos. Un octogenario, ya veremos cuál, dirigirá el país a partir de 2025, así parece estar la partida a día de hoy.

Aseguran que la número dos de Biden no ha incrementado su peso en el partido, que carece de popularidad y tiende a las meteduras de pata en actos públicos, que ni su raza le aporta, pues incluso su jefe, vicepresidente de Barack Obama, conecta mejor con el votante negro. En lo que va de mandato no ha incrementado liderazgo y aunque ella dice estar «preparada» para dar un paso al frente no la quieren ni los suyos. Qué pasa para que un líder respalde un acto de violencia extrema como el asalto de Capitolio y le salga rentable, afronte un buen número de denuncias ante los tribunales y no le penalicen, y encadene discursos incendiarios sin filtro y sume adeptos, mientras otra desempeña su tarea sin estridencias y la dan por amortizada. Con un perfil ejecutivo, duro, preparado y solvente de puro establishment, Hillary Clinton precedió a la actual vicepresidenta en la carrera femenina por entrar en los libros de historia. Cuesta reconocer a la primera dama y secretaria de Estado, y con ella a sus votantes, en la señora VIP que este fin de semana nos ha deleitado con una versión de La Macarena entonada por Los del Río en el palacio de Dueñas de Sevilla, en un vídeo viral en las redes sociales. Compartió sarao flamenco organizado por Eugenia Martínez de Irujo con la infanta Elena, Farruquito y David Bisbal, entre otros. Venía de Madrid de dar una de esas charlas motivacionales sobre el irresistible poder del talento de las mujeres, y de encontrarse con Pedro Sánchezpara tratar, entre otros temas, del ascenso de los populismos. Vaya, dos temas que domina. Si ya ha encontrado la fórmula mágica que no practicó cuando perdió en 2016 contra Trump tal vez podría compartirla con Kamala Harris.

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