Artículos de broma

Porno para dummies

Porno para dummies

Porno para dummies

Javier Cuervo

Javier Cuervo

El porno es un género audiovisual en el que dos o más personas sin demasiados recursos económicos representan actos sexuales. Es una ficción que quiere trabajar la fantasía, aunque la usa poco, incluida la fantasía sexual. El porno es repetitivo en el relato, en la narrativa y en la acción, esto último porque al acto sexual le favorece la reiteración, la insistencia. Argumentalmente no cabe esperar gran cosa del porno: es mejor cuando los autores no se molestan en que haya mucho planteamiento (cuando lo hacen va cargado de estereotipos sociales); la mayor parte de la narración es nudo (también en el sentido de desnudo y de formas complejas de entrelazarse los cuerpos) y el desenlace, que se hace esperar, en absoluto es inesperado. Como el gran cine de Hollywood y los masajes profesionales que no hacen los fisioterapeutas acaba en un convencional «final feliz». No hay finales abiertos en el porno porque mientras hay algo abierto, no hay final.

El audio ofrece diálogos cortos, monólogos sucesivos, jaculatorias, jadeos y gemidos. A diferencia de lo que pasa en otras películas el espectador no se pregunta que será de los protagonistas, si seguirán juntos o se reencontrarán. En el porno no hay reproducción, solo sexualidad animal y relaciones vegetales, por esporádicas.

Hay que explicarles a los niños, susceptibles de ver porno por casualidad o curiosidad, que eso no es el amor, ni suele ser el sexo que van a encontrar. Hay que explicárselo a todos, aunque no les haga falta a todos, como no se explica a todos que en las películas violentas no se muere de verdad y que está mal cortar cabezas o sacar ojos... Para el sexo hay que pedir permiso y obtener consentimiento, lo que no rige para la violencia. Hay que explicar a todos los niños (y recordar a algunos adultos) que todo el cine distorsiona la percepción de la realidad. Vienen al caso estas consideraciones frías porque el gobierno busca un pacto de Estado para la obviedad universal (fuera de las sectas pederastas) de que los niños no accedan a la pornografía y vamos a oír mucho más que eso.

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