Sa Feixina se queda

Miguel Vicens

Miguel Vicens

El monolito de sa Feixina, del que tantas veces se ha anunciado su inminente derribo en los últimos ocho años, como si se estuviera recreando a cámara lenta la cuenta atrás de su demolición, quedó ayer protegido definitivamente como bien catalogado, con una orden de comunicación al Ayuntamiento de Palma y de incorporación inmediata al catálogo de Patrimonio Histórico de Mallorca, así como al general de la comunidad, según el acuerdo publicado en el Boletín Oficial.

La desprotección del monumento franquista para su posterior demolición fue aprobada por el Consell de Mallorca en 2107 y posteriormente revocada por el juzgado Contencioso Administrativo número 3 de Palma ese mismo año, fracasando desde entonces todos los recursos contra aquella sentencia, primero en el Tribunal Superior y posteriormente en el Supremo. Así que en la orden de protección patrimonial del monolito no ha habido ahora ni debate en el pleno del Consell que dio cumplimiento de la sentencia, ni loas por parte de la derecha, ni tampoco apenas críticas de la izquierda, como si después de tantos años se hubiera producido un hartazgo general con el asunto. Solo Més per Mallorca ha afeado a la institución insular que no esperara el dictamen del Constitucional que todavía podría cambiar el signo de la decisión y hurtara el debate político sobre el monumento, inaugurado en 1947 en memoria de las víctimas del crucero Baleares, de los soldados que iban a bordo, no de los civiles que masacró. 

Algunos historiadores creen que el monumento, desprovisto de su iconografía franquista, debe quedar en Palma como una huella de la dictadura y su represión. Y gran parte de la izquierda defiende su desaparición en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y por lo ofensivo que resulta para las víctimas y descendientes. El monolito se queda, al menos por ahora, pero la controversia no hay sentencia que la resuelva.

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