‘Tierra, Tierra’

Ahora vamos a tener que volver a luchar por el derecho de todas las mujeres y de las personas LGTBI

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

En la novela ¡Tierra, Tierra! el escritor húngaro Sándor Márai escribía: «Aquella velada de mediados de marzo de 1944 olía así. No sabíamos nada con seguridad, pero todos olíamos que algo se estaba formando y que se aproximaban cambios». El contexto histórico en el que transcurre esta novela coincide con el final de la II Guerra Mundial y con la posterior represión que se produjo en Hungría a través de un proceso de bolchevización emprendido por Rusia y de la indiferencia de Occidente hacia la suerte de millones de europeos de esa periferia que constituía el imperio austrohúngaro. Cada momento de la historia tiene sus connotaciones y su olor y ese saber que estamos ante cambios que de producirse escribirán el futuro en otro orden de renglones, y algo de eso, en un contexto muy diferente al que se refiere Márai, está ya sucediendo en España con la llegada de Vox a las instituciones y su forma de fijar posturas contra todo aquello que signifique mujer, cultura, igualdad o libertad. Porque las declaraciones de algunos de sus ahora cargos más representativos en las instituciones de determinadas comunidades autónomas provocan una mezcla de asombro, miedo y carcajada ante ese negacionismo totalitario hacia todo lo que es y supone futuro y prosperidad.

Pero lo que es indiscutible es que de momento han llegado con fuerza a las comunidades en las que van a gobernar y de las que paradójicamente reniegan, porque una de sus constantes desde su discurso primero fue el de la España única que Vox iguala con una España centralista, sin comunidades, que «suponen un gasto superfluo e innecesario», según sus dirigentes, y sí con regiones, muy lejos del federalismo en el que se comenzó a trabajar para dar respuesta de una vez por todas a la manera en la que España tendría que convivir para respetarse y ser respetada. Pero ahora eso ya poco va a importar, porque ahora vamos a tener que volver a luchar por el derecho de las personas LGTBI, por los derechos de las mujeres, de todas las mujeres, y vamos a tener que resistir volviendo a ver cómo todo se impregna de un machismo que describe el rumbo de un país en perfecto desequilibrio.

Explica Márai en su libro que cuando el pueblo ruso acabó con el zarismo, harto de sus injusticias, no lo hizo en nombre del comunismo, que ni siquiera sabían qué era, sino que fue el comunismo quien se apropió de esa rebelión para conquistar el poder y ejercerlo con autoritarismo y violencia. La historia es una lección ejemplar y no saber qué es el fascismo o el comunismo no nos exime cuando compartimos y hacemos nuestros eslóganes que son y van contra el progreso, la libertad y la igualdad.

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