30 aniversario del Club Diario de Mallorca

La palabra circula

Miguel Borrás

Cuando mediante artilugios tecnológicos y lenguajes app la comunicación se convierte en una actividad que hace prescindible el contacto humano, disponer de un foro en la correcta orientación solar, donde la reflexión y la palabra circulan entre más de 200 personas compartiendo un mismo espacio, es un auténtico lujo para quienes creemos en la importancia de mirarse a los ojos, escucharse y debatir en distancias cortas, a la manera mediterránea.

Para definir de alguna manera mi etapa como responsable de la programación de ese templo laico de la palabra, tal vez hubiese sido más adecuado esperar a la celebración de los 33. Pluralidad, rigor, libertad, humanismo, solidaridad, progreso, pedagogía, creatividad, humor…son los ingredientes de la pócima que a diario intenté ofrecer al público. No siempre lo conseguí. Es más, recuerdo mejor los fracasos estrepitosos que las tardes memorables. Aquí descubrí perplejo el poder y la perseverancia del pensamiento mágico, al cual intenté alejar del Club DM con todos los recursos a mi alcance, incluso mediante la sátira, organizando varios actos con impostores supuestamente esotéricos para posterior frustración de la fiel audiencia magufa. En el haber de los fracasos y la vergüenza destaca la cabezadita que eché a la izquierda del señor obispo mientras desgranaba su conferencia. Me aseguraron que no se dio cuenta, pero el público sí. Y yo también.

Nada más llegar al Club DM, inaugurando siglo y milenio, me percaté de las posibilidades de sus instalaciones, que no se limitaban al salón de actos, también tenían cabida todo tipo de exposiciones. Ahí están las esculturas de Patrick Guino y Carolina Blanco y varios cuadros decorando estancias del Diario de Mallorca. El objetivo era aprovechar al máximo un espacio privilegiado con fines exclusivamente ilustrativos…de Ilustración, o sea, bajo la luz del conocimiento, la razón y el progreso. Así, el Club DM era el punto diferenciador respecto de otros medios: aquí a los lectores se les daba la oportunidad de poder debatir la actualidad cara a cara con sus protagonistas, generando a su vez nuevos contenidos… «o tempora, o mores».

Debido a los inevitables olvidos al exprimir la nostalgia, me resulta incómodo elegir entre tantos y tan buenos recuerdos. Sin embargo, el acto tal vez más entrañable y emotivo incrustado en mi memoria es la multitudinaria clase magistral -sin «powerpoint»- que mi querido profesor de latín, Jaime Llabrés, impartió un lunes 21 de mayo de 2012. Logró convocar el egregor.

Sólo me resta confesar que al timón del Club DM, fomentando el pensamiento crítico, fui muy feliz. Me divertí, aprendí mucho y conocí a personas muy interesantes. Nunca antes había disfrutado tanto con un trabajo y creo, según me dicen, que algo se me notaba. De ahí mi eterno agradecimiento a Tonia Darder y a Pedro Pablo Alonso por la temeraria confianza que hasta por dos veces depositó en mí.

Ciertamente, lo que haces, te hace.

Pluralidad, rigor, libertad, humanismo, solidaridad, progreso, pedagogía, creatividad, humor…son los ingredientes de la pócima que intenté ofrecer al público