Entrebancs

Tendencias electorales, haberlas haylas

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

Las encuestas pretenden ser las vedettes no sólo en las campañas electorales sino también de las largas precampañas. El objetivo de estas líneas es analizar las tendencias electorales en los diversos sondeos públicos.

En nuestro caso las Elecciones Generales merecen encuestas electorales a nueve meses vista, sin considerar que sus resultados en caso de resultar vencedores (o casi) corresponden a los obtenidos en la fecha de realización del sondeo. A su vez no suele ser extraño que los partidos que obtienen malos resultados (perdedores) se «reafirman» en que «la única encuesta válida son las urnas del día de las elecciones» cuando piensan ganar. Dicho lo cual tales sondeos suelen aportar indicadores que reflejan tendencias tales como niveles de participación, voto decidido, voto indeciso, fidelidad de voto…

Entre los múltiples sondeos publicados el fin de semana 4-6 de marzo voy a fijar mi atención al realizado por GESOP, entre los días 27 febrero 1 de marzo, publicado en DM el pasado lunes: «Máxima igualdad entre bloques de Sánchez y Feijóo», pero marca tendencias: voto indeciso y trasvase de votos especialmente socialistas y podemitas, debido en gran parte a los desacuerdos públicos entre ambos y a una Gestión del Gobierno no siempre bien comunicada.

Pero también puede resultar de interés analizar la evolución de las tendencias electorales a partir del duro y descalificador debate parlamentario referido a la Ley de Libertad Sexual y sus efectos penales que han supuesto una crisis profunda en el Gobierno de Coalición PSOE/UP. Añadido al recién aparecido brote de corrupción en entornos socialistas («club Mediador»). La reacción del PSOE ha sido fulminante: la expulsión de Fuente Curbuelo y su renuncia al escaño; pero los populares, Vox y cia, ya lo dan por probado incluida su extensión sexual. El PP tiene todo el derecho a exigir explicaciones al PSOE. Pero también los populares tienen obligación de ofrecer explicaciones sobre la legalidad del patrimonio de la Alcaldesa de Marbella, y las actuaciones del Ministerio del Interior, cuando su titular era Jorge Fernández Díaz, para el cual la Fiscalía pide 15 años de prisión y 31 de inhabilitación por el caso Kitchen.

Según diversos portavoces ninguno de los dos (PSOE, UP) quiere romper el gobierno de coalición. Pero obras son amores y no buenas razones. Quedan asuntos importantes con desacuerdos relevantes: Ley de Vivienda, Ley Mordaza, Revisión Pensiones, Gestión del Presupuesto del Estado y de los Fondos europeos destinados a la Recuperación socioeconómica… Además la próxima presidencia española de la UE. Sin pasar por alto la imprescindible recuperación de la confianza de los partidos que garantizan la mayoría parlamentaria.

Para una adecuada gestión pública es imprescindible estabilidad y gobernabilidad. Pero el clímax sociopolítico está enrarecido. El novedoso líder popular, Núñez Feijóo, no propone alternativas mas allá de la bajada de impuestos, frente a los graves problemas de índole socioeconómica que nos afectan. Se intenta deslegitimar al actual Gobierno de coalición (y de paso a la propia democracia parlamentaria), aduciendo una supuesta ineficacia y debilidad.

Tal complejidad también afecta al campo de la izquierda. Son lógicas las posibles divergencias entre los dos socios del vigente Gobierno de coalición al tratarse de dos partidos con personalidad política propia. Lo inquietante puede ser su extensión e intensidad, especialmente en Unidas Podemos y sus entornos, donde lo «urgente» es resaltar diferencias con los socialistas desde una estrategia puramente electoral.

Concluyo con una breve reflexión sobre las ya próximas Elecciones Autonómicas/locales. A tres meses vista (28 mayo) no han merecido ningún sondeo más allá del realizado por IBES publicado el 29 de enero. Seguro que pronto haberlos haylos. En el caso de nuestra Comunidad no tienen por qué coincidir las tendencias electorales de nuestras Próximas Elecciones Autonómicas y locales con las propias de las Elecciones Generales. En estudios publicados la valoración de la gestión del Pacto de Progreso en el Govern, en los Consells y Ayuntamientos donde haya gobernado, sin ser calificada de «excelente» merece un aprobado alto incluso por votantes «clásicos» de la derecha.

Es muy probable que estas líneas no hayan satisfecho ni a tirios ni a troyanos. Mi ventaja es que yo solo me represento a mí mismo, con dificultades.

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