Los días señalados
Lo malo de los años electorales es que se aprovecha tanto todo para barrer hacia casa, que no sabes si las primeras piedras tendrán después más que las acompañen para acabar el edificio, o si las acciones de los días señalados lo son fruto de la sentida ideología o de un «mira a ver, que nos quedamos solos en esto». El 8 de marzo puede acabar siendo el Día del Padre, de los Enamorados o cualquier otra fecha que el mercado se ha apropiado para saber hacer lo que mejor se le da, vender.
La instrumentalización de una reivindicación que llevó a reventar las calles de una manera inesperada en 2018 marca la agenda de esta semana con la aprobación en Consejo de Ministros de la tramitación de la ley de Representación paritaria de mujeres y hombres en los órganos de decisión, a la que Feijóo da el visto bueno porque se trata de la transposición de una directiva europea que, además, fue ideada por su familia política en Bruselas. Debe haber un feminismo de bien y uno más de ovejas descarriadas, se caracteriza fundamentalmente por si es el mío o el del contrario. Carmen Calvo ha decidido, también esta semana, que bastaste tiene el feminismo con llevar su carga como para hacernos ahora responsables de las reivindicaciones del colectivo LGTBI. Este feminismo parcelado no recoge las aspiraciones de las mujeres lesbianas y transgénero que ya tienen quien les sirva de altavoz, que la solidaridad está muy bien para las Internacionales históricas pero que en el individualismo del siglo XXI que cada cual se busque su salida.
Y hay un feminismo que tilda de traidor a otro, que les recuerda que son los que defienden el Código Penal de La Manada mientras siguen compartiendo gobierno. Y hasta Rocío Monasterio se erige en defensora de la mujer, habrá que saber si solo de las blancas, españolas, católicas o este año le ha dado por abrir un poco más la mano y acepta bajo la categoría de mujer a alguna más que no lleve la melena por la cintura, la lengua afilada y el negacionismo machista por bandera. La semana que viene, no se preocupen, habrá que engancharse a otra causa y será asunto monolítico durante unos días hasta el siguiente, y así, llegaremos al final de año. Mientras tanto, las verdaderas luchadoras en el día a día por la igualdad seguirán enseñando el camino con su voz y sobre todo con sus hechos, ahí me miro todos los días para no despistarme entre tanto ruido, para no perderme entre advenedizos y sectarios.
No está de más recordar que, según Ipsos, España es el país europeo donde más ciudadanos creen que el feminismo hace más mal que bien. Me recuerda mucho a lo de que el bautismo no puede hacerle ningún mal a nadie, que diría mi abuela, pero al revés.
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