Los y las socialista no nos movemos: seguiremos luchando por la abolición de la prostitución, aunque seamos el único partido que lo haga. Teníamos una oportunidad magnífica de introducir en la ley de libertad sexual unas enmiendas para perseguir mejor el proxenetismo, pero los vetos cruzados no lo hicieron posible. Ante la disyuntiva de poner en peligro la aprobación de la ley de libertad sexual, el PSOE optó por la responsabilidad y retiró las enmiendas.

Pero no cejaremos en nuestro empeño, porque tenemos la fuerza de nuestras resoluciones congresuales, donde nos reafirmamos en la abolición de la prostitución, y la fuerza de las urnas como partido mayoritario. Nuestras convicciones feministas nos han llevado a presentar en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para prohibir el proxenetismo en todas sus formas, ya que hoy en día la persecución penal de este delito es del todo insuficiente debido a la dificultad de probar la explotación sexual. Como dato llamativo, en 2021 solo hubo una única sentencia donde se pudiera probar la explotación sexual y se consiguió porque se trataba de una auténtica salvajada. Hemos de proteger mejor a las mujeres. Por ello, planteamos que el proxenetismo se tipifique como lucrarse de la prostitución de otra persona. Esto tan simple, ha levantado ampollas. Muchos tendrán que explicar por qué.

Otros aspectos de la ley que planteamos son la reintroducción en el Código Penal de la tercería locativa -es decir, hacer negocio por alquilar un espacio en el que se prostituye a una mujer-, las sanciones a los puteros, a efectos de desincentivar la demanda de prostitución y, fundamental, eximir a las mujeres en situación de prostitución de cualquier tipo de sanción económica. Nos inspiramos en otros países como Suecia o Francia, donde la legislación abolicionista ha provocado una reducción significativa de la explotación sexual. Porque no nos engañemos: prostitución y trata van de la mano.

La prostitución no es el oficio más antiguo del mundo, sino una forma de violencia atávica. Es una forma de violencia sexual hacia las mujeres incompatible con los derechos humanos y con una sociedad igualitaria. Como dice la filósofa Ana de Miguel, la prostitución es una escuela de desigualdad humana. Tiene que ver con el patriarcado y dónde nos ha colocado a las mujeres, con la globalización neoliberal y la desigual distribución de poder y renta entre hombres y mujeres y con la banalización del sexo como objeto de consumo. A día de hoy, son muchos los mitos de la libre elección de la prostitución que envuelven a un sistema como el prostitucional. Sabemos que la pobreza es más efectiva que un tiro en la nuca: donde hay necesidad no hay libertad, y se confunde consentimiento con resignación.

Con la prostitución nos jugamos el propio concepto de lo que es un ser humano y lo que toleramos como sociedad. Para los y las socialistas una sociedad decente es aquella donde no existen explotadores ni oprimidos, y ésta es la base precisamente de la prostitución. Desigualdad de clase, por que los ricos acceden a los cuerpos de las más pobres. Y desigualdad de sexo, porque son hombres que acceden a los cuerpos de las mujeres.

Defender el abolicionismo de la prostitución es poner el foco en las condiciones de desigualdad económica y de género, y abogar por relaciones sexuales verdaderamente libres. La prostitución es enemiga de la liberación sexual, del deseo. Es la aniquilación de la idea del sexo como reconocimiento, del gozo mutuo, de la libertad, del placer.

La prostitución es sexo entre dos. Uno que quiere y otra que no. Precisamente porque el deseo está ausente, el pago ocupa su lugar. Porque si hubiera deseo, no habría pago.

Un reciente estudio encargado por el Institut Balear de la Dona al Grup d’Estudis de Prostitució de la UIB puso de manifiesto que casi nueve de cada diez mujeres en situación de prostitución dejarían la prostitución si encontraran un trabajo y pudieran regularizar su situación, que dos de cada tres mujeres prostituidas lo hacen para mantener a su familia, o que entre el treinta y el cincuenta por ciento de las personas en situación de prostitución han sido víctimas de tráfico de personas con fines de explotación sexual.

La prostitución es, además, una fuente de mortalidad entre mujeres. La tasa de mortalidad de las mujeres prostituidas es un 40% superior que las que no. Por lo que queda constatado que deja enormes secuelas físicas, psicológicas y acorta la esperanza de vida.

En el PSOE vamos en serio con la abolición de la prostitución. Ha llegado el momento de que los partidos se posicionen: al lado de los derechos humanos o con el lobby proxeneta, que tiene fuertes y múltiples tentáculos, adaptándose con gran facilidad a los tiempos. Como diría Clara Campoamor, es el momento de acabar con la «gran vergüenza del estado, una quiebra ética del estado y de la ley». Abolicionismo o barbarie.