Los avances de Balears hacia la descarbonización son muy plausibles. Cerramos 2020 con la práctica desaparición de la generación eléctrica con carbón, reduciendo un 88,9% su producción hasta aportar solo el 6,3% del total, cuando un año antes fue la tecnología líder del archipiélago con una cuota del 45,2%.

Balears no debe quedarse atrás en la lucha contra el cambio climático. ¿Por qué no somos punteros en la carrera hacia los objetivos de la agenda sostenible para 2030 y 2050? El Govern ya ha expresado ese deseo, así como el de apostar de forma decidida por los coches eléctricos. Pero en ese nuevo panorama se debe fomentar un modelo de turismo sostenible y, principalmente, el desarrollo de las renovables.

Pero, no pongamos ‘el arado delante de los bueyes’. Tal vez nos estamos anticipando demasiado en el sector de la automoción. El fomento de la movilidad eléctrica es un reto que hay que afrontar, pero siempre que los vehículos se puedan recargar con energías renovables y, ahora mismo, no estamos en total disposición de poder hacerlo. Es un poco aventurado impulsar la electrificación cuando no contamos con una energía limpia suficiente para alimentar a estos medios de transporte para que sean menos contaminantes y que nos permitan, de verdad, empezar a minimizar las emisiones de CO2.

Tampoco debemos dejar de lado otros factores que tienen que ver con la producción de paneles solares y con la programación del proceso de reciclado de los materiales con los que están fabricados para que puedan ser reutilizables.

Además, a nadie se le escapa que la ‘senda verde’ tiene dos caras: a los beneficios que comporta la lucha contra el cambio climático se le contraponen las inquietudes ante un despliegue desordenado y el rechazo ante el impacto ambiental.

Por tanto, la sociedad debe estar concienciada de que la transición energética supondrá esfuerzos, cesiones, planificación y, sobre todo, consenso.

No ha ocurrido así en el pasado, con algunos intentos fracasados de grandes proyectos de instalaciones de parques fotovoltaicos en Mallorca. Y es que las ‘macroplantas’ eólicas y solares se ven con recelo.

En el Consell de Mallorca le hemos pedido al conseller Sevillano que cuente con todos los grupos políticos en su proyecto de instalar paneles solares en las carreteras de Mallorca, porque todos tenemos que participar con nuestras aportaciones, puesto que de ello dependerá nuestro futuro.

El Sr. Sevillano y la Sra. Cladera deberían aclarar si los mallorquines se podrán beneficiar de las instalaciones que prevén colocar en la red viaria de la isla y cómo piensan resolver el desecho de artefactos.

Tener una buena previsión y contar con la aprobación de todas las fuerzas políticas es necesario justamente para eso, para hacer bien las cosas y no dejar hipotecados a futuros gobiernos con iniciativas que son muy importantes. Porque al final habrá que tomar decisiones y se hará deprisa y corriendo. Hacer una buena gestión implica, también, saber escuchar a los expertos y sectores implicados para que se puedan llegar a acuerdos. Porque de ese futuro dependemos todos. Porque respiramos todos el mismo aire y nadamos todos en las mismas aguas.