La celebración de este primero de mayo se produce en un momento de expansión económica que -de forma local- convierte a Balears como uno de los motores de la economía española en estos últimos años. No hay que olvidar, no obstante, que los derechos de los que hoy gozan los trabajadores y trabajadoras no han sido gratuitos: han tenido que pelearse uno a uno.

En un contexto complejo, la globalización del mercado ha introducido nuevos elementos que debemos interiorizar para no perder derechos laborales y sociales que se han conseguido en los últimos siglos. Pero está claro que ante los nuevos desafíos que plantea una sociedad y una economía globalizadas, la única arma eficaz es la unión. Los sindicatos de clase han sido precisamente los agentes cruciales para vehicular protestas y conquistas sociales. Su fortalecimiento es básico para la recuperación de derechos en un contexto de fuerte impulso de la individualización de las relaciones laborales y en general de la sociedad. El diálogo social entre organizaciones sindicales y empresariales es la herramienta para ello en un momento donde la redistribución de la riqueza no se puede demorar más.

Un ejemplo positivo de la fuerza del diálogo social ha sido, recientemente, la negociación colectiva sectorial en hostelería, que ha derivado en un aumento salarial de un 17% en 4 años así como mejoras en la calidad del empleo, y que alcanza a 137.000 trabajadoras y trabajadores de nuestras islas. Pero también debemos aprovechar para reflexionar sobre cómo hacer valer la fuerza de la unión colectiva para mejoras concretas en situaciones cada vez más complejas. Recientemente hemos podido observar como los trabajadores de una gran multinacional como es Amazon se enfrentan a su empresa para mejorar sus precarias condiciones de trabajo mediante la utilización de la huelga, y como la empresa responde derivando su actividad a otros centros logísticos incluso fuera de nuestras fronteras dificultando y vulnerando el derecho fundamental a la huelga.

La respuesta sindical es extender la protesta a todos los centros de trabajo utilizando la tan necesaria solidaridad, pero creo que con este ejemplo debemos profundizar y avanzar: es necesaria también una respuesta de la ciudadanía, de los consumidores porque los consumidores son también trabajadores en uno u otro momento, debemos extender la solidaridad al consumo responsable como forma también de organizarse. Si ellos paran un día, el consumidor, el ciudadano, también debe parar (de consumir) ese día.

Un mundo global exige respuestas globales y organizadas. Hoy más que nunca y en escenario de crecimiento económico nos debemos organizar para una mejora de la situación de la mayoría social también global. Hace 121 años que se conmemora precisamente la defensa de los derechos de los trabajadores. Tenemos la obligación de implicarnos todos. El 1 de mayo es buena fecha para reivindicarnos: como trabajadores y trabajadoras, pero también como ciudadanos y ciudadanas conscientes de nuestro entorno.

* Conseller de Trabajo, Comercio e Industria