En la denuncia del abandono de miles de tarjetas verdes del Govern del PP, el único error consiste en la presunción de que a este engendro pseudoecológico no le corresponde la improvisada pocilga en que ha desembocado. En el lenguaje medioambiental, el antídoto de los jaumes Matas y Font contra la ecotasa ha encontrado su destino natural, el pudridero que resume la corrupción rampante en aquel ejecutivo. Al elegir un sumidero público, Bauzá se abrazaba fraternalmente con sus predecesores, a quienes no tiene nada que envidiar en despreocupación por el territorio. A un farmacéutico obsesionado con los símbolos no podía pasarle desapercibido el poder mítico del vertido tóxico en son Real, la finca adquirida con la auténtica ecotasa.

La tarjeta verde es basura. Biel Company se ha limitado a administrar el residuo de su venerado Matas. Los lacayos del conseller propagaron la mentira de que su porquería verde había sido retirada antes de que se tomaran las fotografías que atestiguan la pocilga del Govern, no dejes que la realidad entorpezca tu carrera política. El PP se ajusta a su estereotipo, no debió retirar la enésima muestra de su corrupción. Al contrario, cabe amontonar en Son Real las maquetas de la ópera de Calatrava y la documentación de la conselleria de Cardona -antecesor y promotor de Company-, por no hablar de la tramitación de can Domenge con el entusiasta voto popular. El Museo de Inmundicia Contemporánea resultante desataría un fervor superior al Basural palmesano montado por el mismo elenco.

Benditas sean las cabras, que dan cuenta de un material venenoso que causaría estragos en estómagos menos curtidos, aunque la tarjeta verde fue digerida por los mallorquines transversales sin excesivas protestas. El descubrimiento de la pocilga del Govern ha coincidido con la tramitación de una Ley del Suelo que dictamina la destrucción radical de Mallorca, y que ha sido indigesta hasta para el Gobierno de Rajoy. A Company y a su odiado Bauzá les costará encontrar un vertedero del tamaño suficiente para arrojar allí la isla entera.