El ingreso de De Juana Chaos en la cárcel ha sido una decisión política tan legítima como la que le trasladó al hospital. Es la confirmación de algo que sistemáticamente se había negado desde el Gobierno -las decisiones han sido políticas, es decir, optativas- y en ese sentido es una rectificación que abre el camino a un marco distinto de entendimiento con el Partido Popular.

No sería de recibo ahora que Mariano Rajoy pretendiera someter a un examen permanente al presidente del Gobierno para darle su apoyo en función de acuerdos puntuales. Lo recomendable, si la decisión íntima de los dos líderes es entenderse, es que las negociaciones entre ambos se hicieran con la máxima discreción y no con los focos de la opinión pública encendidos. Si finalmente ETA consigue transformar su amenaza en un atentado y los dos grandes partidos no han conseguido entenderse, la brecha que está abierta enla sociedad española puede aumentar de manera dramática y eso desde luego no conviene a los intereses generales de los españoles pero tampoco a ninguno de los dos grandes partidos.

La amenaza de ETA es lo suficientemente seria para que las cosas se hagan con rapidez porque el escudo que más puede defender a los españoles y que mejor les puede preparar para el futuro es un acuerdo inminente entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición que deje fuera del debate político el tema antiterrorista.

Las declaraciones del presidente del Gobierno han sido suficientemente claras de su estado de ánimo y los españoles disponen ya de suficientes elementos de juicio para situar al presidente, y también al líder de la oposición, frente a sus responsabilidades políticas. El juicio de los electores se hará cuando corresponda y lo que ahora toca en esta nueva situación es ejercer la responsabilidad frente a la agresión terrorista. No es tan difícil de entender para que cada cual cumpla con su responsabilidad.