Que la grúa municipal -no sé de otras que actúen de oficio- se te lleve el coche de donde lo has dejado supone un susto de entrada y un engorro más tarde. Un susto, porque lo primero que piensas es que te lo han robado. Bueno, lo primero que se les viene a la cabeza a quienes son tan despistados como yo mismo es que lo dejaste en otra parte pero, luego de mucho buscar, te convence que has sido víctima de un robo. Pero a la que aciertas a darte cuenta de la pegatina que ponen los guardias, o que ponían antes al menos, que hace tiempo que no paso por el mal trance, entonces aparece la segunda parte bien engorrosa de la historia. La de pagar la multa y recuperar el automóvil.

No deja de ser una gaita la noticia que saca hoy el DIARIO de MALLORCA acerca de la práctica de usar la grúa municipal no para llevárse los automóviles mal estacionados al depósito sino para desplazarlos un par de calles más lejos. Cualquiera a quien le suceda tal cosa habrá de pensar que la grúa actúa por aquello de hacerle la puñeta a la víctima en cuestión. Y más todavía cuando se ponen de manifiesto las razones de tal absurdo: resulta que el depósito municipal está lleno. Tanto como para que, en ocasiones, la grúa tarde no poco en llevar a cabo su trabajo.

Tal vez sería cuestión de que nuestros concejales y tenientes de alcalde se preguntasen cuál es la razón del colapso. La primera y más evidente es que aparcamos fatal y en lugares que suelen estar prohibidos, por lo que los automóviles retirados son muchos. Pero sería cosa también de comprobar de paso cuál es el término medio que tarda el propietario en recuperar su vehículo, no sea que haya más detalles a poner en claro. A lo mejor sucede que, a menudo, no compensa rascarse el bolsillo, y menos aún a los precios que están las grúas y las multas. Es mejor regalarle el coche -lo que queda de él- al Ayuntamiento.

En realidad eso es lo que sucede en no pocas ocasiones con unos coches bien sospechosos que te dejan aparcados cerca de donde vives y, por esa razón, te fijas cada día en que nadie los mueve. Poco a poco van perdiendo las ruedas, el volante, el capó y hasta las ventanas, hasta quedarse en el puro esqueleto. Pero para que eso suceda es preciso que la celeridad de la grúa -demostrada siempre que has dejado el coche en una esquina por mor de las urgencias- se convierta en abandono propio de una tortuga con artrosis. De hecho, siempre que quieres que la grúa intervenga es cuando no lo hace sino al cabo de meses. Imagino que es otra manera de expresar la ley de Murphy.

Como no podía menos de ser, las autoridades niegan la mayor. No hay órdenes de demorar la retirada de los automóviles, ni escaqueo en el servicio (porque "servicio" es como llaman las autoridades a que te desaparezca el coche). Lo más que admiten es que el depósito está saturado y, por ende, algunos coches se llevan hasta los polígonos. Que es lo mismo que sucedería, por cierto, si el automóvil te lo hubiesen robado unos adolescentes con ganas de ir motorizados durante el fin de semana.

Al final va a ser eso: una broma derivada de la privatización de los servicios de la grúa municipal, que no deja de ser la broma mejor de todas. De hecho no acabo de decidir qué me molestaría más, el que se me llevasen el coche al depósito, que lo abandonaran en cualquier calle semidesierta o que alguien hiciera negocio en virtud de mis desgracias.