OPINIÓN

Quién espiaría a este conseller

Alejandro Sáenz de San Pedro

Alejandro Sáenz de San Pedro / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Espiar a Alejandro Sáenz de San Pedro (ASSP), el conseller del PP que prefiere a Vox, es de mal gusto en demasiados sentidos. Torturarse escuchando sus pláticas hasta ahora insustanciales supondría incurrir en masoquismo. Debe señalarse como principal sospechoso del indudable espionaje a su propio partido, PP o Vox, para minimizar los daños que puede provocar el número dos de Marga Prohens.

La ausencia de una explicación coherente, o incoherente, obliga a concluir que ASSP ha malgastado cuatro mil euros públicos para darse pisto con un éxito muy discutible. Una vez descubierto, pretendió involucrar en su defensa a la policía patriótica, como si fuera un magnate de la noche.

Si ASSP no ha pronunciado ni una sola palabra interesante en público, por qué habría de tener más interés su discurso privado. Su obsesión con el secreto debe ser proporcional a las actividades que pensaba desarrollar en la oficina, y que incluyen «mucho dinero» y «con perfil bajo», según sus defensores del PP. Encima, el conseller está a punto de dejar su despacho, lástima que sea para ocupar otro. Los ciudadanos ya saben que deben abonarle sus caprichos a partir de cuatro mil euros, a falta de decidir la cifra tope. Suerte que no le han encargado la compra de mascarillas, de momento.

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