OPINIÓN

Espaldarazo del Rey a la Obra Cultural Balear

Felipe VI.

Felipe VI. / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

Felipe VI no podía emprender mayor promoción de la Obra Cultural Balear, salvo presentarse en persona a la manifestación del próximo domingo en defensa del catalán. La concesión de la titulación Real a una espectral Academia de la Lengua Balear indica en primer lugar que La Zarzuela no anda sobrada de peticiones de patrocinio, triste presagio sobre el futuro de una institución milenaria.

Con todos los respetos al Jefe del Estado y sin ánimo de alimentar el periodismo de bulos, Felipe VI sería incapaz de escribir de corrido y con acentos el nombre de la Academia fantasmagórica que ahora encabeza, por mucho que La Zarzuela resalte que sus auspicios surgen de una «decisión meditada». Está claro que el exceso de reflexión se ha convertido en la principal amenaza para la cúpula del Estado, cabe esperar que no sea contagiosa.

El Govern del PP puede agradecer al Rey que le sirva de parapeto en las proclamas de la manifestación del domingo, porque viste más quejarse de un monarca que de una autoridad pueblerina. De seguro que en la congregación masiva también se recordará que el Pacto de Progreso liberó a la clase médica del catalán, mientras inundaba Mallorca de piscinas en idioma suecoalemán.

Como de costumbre, el partido autodisuelto Vox aprovecha el auge de la Real Academia de la Lengua Balear para equivocarse de consigna y complicar la vida de los mallorquines. Los insignes académicos citados no dan ni para un diputado autonómico, y la ultraderecha moderada tiene ocho. Sus 62.000 votantes (se excluye a los cuatro académicos) no tienen ningún interés por aprender otro idioma, ni por sumar al catalán diabólico una hechicería de nuevo cuño. Se expresan en castellano, y deseaban la supresión de lo colonial en aras de lo imperial, sin inaugurar otro provincianismo. El cacareado idioma Balear se compone exclusivamente de una Academia y de un Rey. Ahí es nada.

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