Entrevista

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT):«Tenemos a cinco mil pacientes en lista de espera para un órgano cada día del año»

«Veo próximo que los trasplantes de órganos de animales puedan llegar a la clínica y ayudarnos a mejorar las necesidades de nuestros enfermos»

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes: “Tenemos a unos 5.000 pacientes en lista de espera para recibir un órgano cada día del año”

Manu Mielniezuk

I. Olaizola

I. Olaizola

¿Qué hay que hacer para seguir manteniendo el liderazgo mundial de este país en trasplantes de órganos?

Para seguir manteniendo el liderazgo mundial de este país en los trasplantes hay que continuar apostando por la cantidad porque desgraciadamente seguimos teniendo una lista de espera (para recibir un órgano) que sigue presionando. Aproximadamente hay unos 5.000 pacientes en lista de espera cada día del año y esto exige varios abordajes. Por una parte, normalizar la donación en asistolia (cuando el donante se encuentra en parada cardiorrespiratoria) que es nuestra principal vía de crecimiento; promover el trasplante renal de donante vivo y, por último, tratar de evitar que se produzcan pérdidas en el proceso: mejora de negativas y reducir las pérdidas de órganos que no son trasplantados por diferentes circunstancias. Aquí las nuevas técnicas de preservación van a tener mucho que decir.

¿Qué futuro le ve a los trasplantes de órganos de cerdos (xenotrasplantes) modificados genéticamente a los seres humanos?

Si me hubiera realizado esta pregunta hace dos años seguramente le habría dicho que quedaba mucho camino por recorrer, que no lo veía como algo que fuera a vivir yo profesionalmente. Pero en los dos últimos años se han producido avances muy importantes. Hace un año y medio trascendió la noticia de que se habían hecho xenotrasplantes en personas en muerte encefálica para demostrar que no se producía el rechazo hiperagudo, lo que había motivado los fracasos iniciales en estos trasplantes.

¿Se probaron en personas en muerte encefálica?

Sí. Eran personas que no podían ser donantes de órganos y, con una autorización de la familia, se hizo el implante de riñones de cerdo modificados genéticamente y se demostró que con esas modificaciones que permitieron humanizar ese riñón, hacerlo menos extraño al organismo, ese órgano podía funcionar durante unas horas.

¿Y cuántos trasplantes se han hecho de órganos animales con fines terapéuticos hasta el momento?

Dos trasplantes cardiacos y un trasplante renal. De los dos cardiacos, el primer paciente, David Bennett, que pasará a la historia por ser el primer receptor de un injerto cardiaco de un cerdo modificado genéticamente, falleció a los dos meses a causa de una infección causada por un citomegalovirus porcino. Y el segundo receptor de otro corazón de estas características falleció en esta ocasión por un rechazo agudo del injerto.

Y recientemente se ha hecho el primer trasplante de un riñón de un cerdo…

Sí, hace apenas unas semanas. El riñón trasplantando tenía 69 modificaciones genéticas y el paciente ha sido dado de alta. Pero se trata de procedimientos aislados y todavía nos queda mucho por saber de este último caso y de los que se irán autorizando posteriormente. Queda mucho camino por recorrer pero veo más próximo que este tipo de trasplantes pueda llegar a la clínica y ayudarnos a mejorar nuestra respuesta a las necesidades de nuestros pacientes.

¿Y que opinión le merecen los órganos bioartificiales con células del propio receptor para evitar el rechazo inmunológico?

Se está trabajando en diferentes abordajes. Uno de ellos utilizar grandes animales como incubadoras de órganos humanos que se generarían a partir de células del propio paciente. Y con los órganos bioartificales como tal que utilizarían matrices de órganos no válidos para trasplante u otro tipo de estructuras que se poblarían nuevamente con células madre procedentes del propio receptor.

¿Por qué son tan atractivas estas nuevas líneas de trabajo?

No solo porque nos generarían rápidamente órganos para el propio paciente, si no porque al desarrollarse a partir de células madre del propio receptor haría que esos órganos no fueran reconocidos como extraños e idealmente podrían permitirnos un trasplante sin o con una mínima inmunosupresión. Pero creo que todavía nos queda más camino por recorrer en este ámbito que en el de xenotrasplante.

Y luego habrá que ver cómo se trasladan estos avances a la práctica clínica del día a día...

Sí. Habrá que ver cómo incorporar estas innovaciones a nuestro sistema sanitario de una manera que, como ahora, sean accesibles a todo paciente que lo necesite y de una forma que sea sostenible para el sistema porque todas ellas tienen un coste muy elevado.

Dejemos el futuro y vayamos a la realidad. ¿Se está avanzando en la preservación de órganos para evitar que se malogren?

Hay dos líneas de trabajo. Una de ellas, modular el sistema inmunitario del receptor para que no reconozca como ajeno el órgano trasplantado...

¿Evitaría a los pacientes tener que tomar inmunosupresores el resto de su vida?

Ese sería el objetivo además de conseguir un órgano de por vida porque ya sabemos que después de unos años comienzan a deteriorarse por los miniataques constantes que sufren del sistema inmune del paciente.

¿Y la otra línea de trabajo?

El de la preservación de órganos, ya muy incorporado en nuestra práctica habitual. Tenemos dos tipos de preservaciones. Una se basa en la utilización del ECMO (máquina que suple las funciones del corazón y los pulmones), idea que se concibió en España y ahora lo están copiando otros países europeos e incluso Estados Unidos, para poder usar todos los órganos de las personas que donan en asistolia (en parada cardiorrespiratoria). Somos el único país del mundo que lo ha conseguido.

¿Y los otros países que captan órganos de donantes en asistolia cuáles consiguen trasplantar?

Básicamente riñones. Y para estos donantes como para los más habituales en situación de muerte encefálica tenemos las máquinas de preservación de órganos. Son unas máquinas que permiten conservar el órgano extraído en unas condiciones muy semejantes a las del cuerpo humano, casi fisiológicas.

¿Qué permitirá esa mejor preservación?

No solo conservarlo en mejores condiciones sino durante más tiempo, a mayores distancias e incluso nos permite validar ese órgano antes de trasplantarlo. Potencialmente, en un futuro, podremos tratar esos órganos antes de implantarlos. Es una línea de innovación muy importante para España porque tenemos unos donantes muy complicados, mucho donante en asistolia, el año pasado el 46% del total, y son personas mayores con mucha comorbilidad asociada. Esto nos permitirá trasplantar más órganos con mejores resultados.

¿Disponen de estas máquinas los hospitales más importantes del país?

No. Queremos implantar un abordaje a nivel nacional, integrador, con la creación de unidades que rescaten órganos para otros centros. Unidades regeneradoras de órganos en todo el país.

¿Cómo los CSUR (Centros, Servicios y Unidades de Referencia) para determinadas patologías?

Sí. Pero en vez de derivar pacientes se derivarían órganos. Ya se está dando en Madrid y Barcelona.

¿Cómo vivió la ONT la pandemia de covid-19?

Hay que destacar que fuimos de los primeros países del mundo, junto a Italia y EEUU, que demostramos que se podían utilizar y trasplantar con seguridad órganos de donantes covid cuando al principio de la pandemia, por desconocimiento de la enfermedad, se desestimaban todos.

¿Que pata falta en esta súperestructura que es la ONT?

La protección del donante. En estos momentos estamos a la espera de ver si conseguimos que se promulgue una ley de protección del donante que creemos que va a volver registrar el partido socialista andaluz para garantizar su protección sociolaboral. Para que no sufran pérdidas económicas o se vean perjudicados laboralmente por someterse a una cirugía con el fin de ayudar a otras personas.

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