Crisis habitacional: Llaman a desincentivar las segundas residencias

Anacláudia Rossbach, consultora del Banco Mundial, defiende que «los límites a los alquileres funcionan, aunque a los economistas no les guste»

La brasileña Anaclaúdia Rossbach dará una conferencia en Sa Riera, el jueves.

La brasileña Anaclaúdia Rossbach dará una conferencia en Sa Riera, el jueves. / A.COSTA / UIB

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

«El Norte empieza a parecerse al Sur» con los alquileres disparados imposibles de soportar con unos sueldos que no se ajustan «a la crisis global de vivienda que estamos viviendo», uno de los problemas más graves después de la pandemia, según reconoce la Organización de las Naciones Unidas (ONU), explica Anacláudia Rossbach, experta y asesora en políticas urbanas. Una crisis que está «completamente conectada con la crisis ambiental». Ante tal panorama, entre otras medidas la consultora del Banco Mundial expone la de «desincentivar» las segundas residencias, que tanto tiempo pasan cerradas en muchos casos. La brasileña aboga porque se aprovechen «mejor los espacios construidos», reciclando oficinas y espacios comerciales y «regulaciones del uso de suelo que minimicen el riesgo de gentrificación».

Anacláudia Rossbach, consultora de alto nivel del Banco Mundial, experta y asesora en políticas urbanas que reside en Boston, está de visita esta semana en Mallorca. Ayer fue recibida por el rector, Jaume Carot. El jueves —19 horas, en el edificio de Sa Riera, en Palma— impartirá la conferencia La crisis global de la vivienda. Desafíos. El acto lo organiza la Cátedra de Estudios Urbanos de la Universitat de les Illes Balears (UIB), que dirige el doctor Jesús González, profesor de Geografía.

Se necesitarían construir 96.000 viviendas al día. «¿Dónde vamos a construirlas?»

La directora para América Latina y el Caribe del Instituto Lincoln de Política de Suelo, en Cambridge, Massachusetts, da cuenta de que se necesitarían construir 96.000 viviendas al día para alcanzar las metas de la Agenda 2030. «¿Dónde vamos a construirlas, en qué suelo?», advierte por «el consumo de las ciudades» del entorno ambiental y su impacto agrícola, a las que suma las tendencia de las urbanizaciones cerradas y «la necesidad de movilidad» que generan, con otro impacto ambiental directo.

«Por otro lado, tenemos espacios vacíos o asentamientos informales en el Sur». Por ello la consultora llama a aprovechar mejor los espacios construidos.

"Reiventarnos"

«Estamos en un momento de cambio de paradigma, las políticas de suelo ya llegaron a un estado de obsolescencia. Tenemos que reinventarnos». Eso pasa por «combinar los flujos financieros internacionales con la ocupación y el uso del suelo». «Tenemos muchos espacios vacíos, oficinas y espacios comerciales, hay que reciclarlos para uso residencial. Es muy difícil, exige tecnología y no es tan barato», reconoce la experta que también ha asesorado al Banco Interamericano de Desarrollo. Menciona casos de Colombia, Brasil, Indonesia o Sudáfrica, a través de subsidios y líneas de créditos.

Pone de ejemplo el trabajo que están desarrollando en Colombia, para desincentivar las «segundas viviendas, campestres, que no son utilizadas todo el año, se quedan cerradas». Se promueve que «su uso de suelo puede ser compartido por toda la sociedad y cubrir también costes e infraestructuras». Y en Brasil el Gobierno de Lula da Silva acaba de lanzar un programa de inmuebles de patrimonio público sin utilizar para vivienda social, cuenta Rossbach . «Hay propiedades públicas y privadas que podrían estar destinadas a vivienda , pero se necesitan políticas y cobros de impuestos adicionales».

Urbanizaciones insostenibles

Sobre la limitación de los alquileres dice que es «una política vigente y muy sólida en Estados Unidos hace muchos años», como en Nueva York. Funciona limitar el incremento del alquiler al de inflación o de los salarios. «A los economistas —yo lo soy— no les gusta mucho controlar precios, pero si la regulación está establecida hace tiempo ya no existe impacto económico».

Las urbanizaciones de lujo con piscina que pululan en Mallorca se corresponden con «el imaginario de marketing de las inmobiliarias» y «cómo nos globalizamos. No me parece sostenible, tenemos que pensar de una manera más racional en el uso del suelo».

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