El hospital de Son Espases cumple sus primeros 25 trasplantes de hígado

El programa, iniciado a finales de 2021, ha dado un salto cualitativo y cuantitativo y en estos momentos tienen a 7 receptores en lista de espera | Los dos últimos órganos proceden de Menorca

Familiares despidiéndose en Son Espases de un donante que cedió sus órganos.

Familiares despidiéndose en Son Espases de un donante que cedió sus órganos. / HUSE

I. Olaizola

I. Olaizola

El equipo multidisciplinar -no menos de treinta personas de diferentes especialidades médicas participan en cada intervención- que realiza trasplantes de hígado en Son Espases acaba de superar el hito de los 25 injertos hepáticos desde que comenzó la implantación de este programa a finales del año 2021, sobreponiéndose a las limitaciones asistenciales que trajo consigo la pandemia de covid-19.

El cirujano Xavier González, jefe del servicio de Cirugía General y Digestiva del centro de referencia, se congratula de la progresión cualitativa y cuantitativa de este nuevo programa que, subraya, solo realizan veinticinco hospitales en todo el país.

«Estamos rodados», asienta revelando que en estos momentos tienen a siete receptores en lista de espera. Los dos últimos hígados fueron a buscarlos a Menorca en un avión ambulancia del 061, pero también han recabado otros órganos de Vigo e incluso de Canarias. El resto hasta completar los 25 proceden todos de donantes de Mallorca, detalla. 

La progresión de estas intervenciones ha sido la siguiente. La primera se hizo a finales de 2021, cuando comenzó el programa. En 2022 se completaron siete injertos, cifra que se duplicó en 2023 con 16 intervenciones. En lo que llevamos de 2024 se ha hecho el que hace el número 25. Una cifra redonda de trasplantes que Balears, por su población, debería realizar cada año y que constituye uno de los principales objetivos de este nuevo programa asistencial.

También quiere resaltar este cirujano que participa en la colocación del órgano en el paciente que lo espera la utilización de la máquina ECMO que suple las funciones de los pulmones y el corazón en las donaciones en asistolia, esto es cuando el donante de se encuentra en situación de parada cardiorrespiratoria. «Habremos hecho 4 o 5 injertos en asistolia. En estas intervenciones el donante está fallecido unos cinco minutos tras los cuales le enchufamos a la ECMO durante hora y media insuflándole sangre y oxígeno. Al pasar menos tiempo muertos, los órganos obtenidos son mejores», explica.

El doctor González se congratula de que desde la puesta en marcha de este programa de trasplantes hepáticos han evitado largas y costosas estancias en Barcelona de los pacientes baleares que precisan este órgano para seguir viviendo. «Acabamos de tener a tres pacientes con hepatitis fulminantes a los que les hemos evitado el traslado a Barcelona», se ufana. El cirujano explica que este tipo de hepatitis, provocada por una intoxicación de setas o por medicamentos, requiere de una vigilancia de su evolución: o bien el paciente se recupera o bien ha de ser trasplantado. «Ahora hemos podido vigilarlos aquí hasta que hemos comprobado que se han recuperado y no ha sido necesario intervenir a ninguno de ellos. Pero antes del programa hubiéramos tenido que derivarles a Barcelona para que allí llegaran al mismo diagnóstico. Y les hemos evitado el traslado»,subraya.

Alta del hospital

Pero uno de los hechos más gratificantes de este labor es que muchos de los 25 pacientes trasplantados de hígado no podían abandonar el hospital sin él. «Estaban ingresados sin posibilidad de recibir el alta hasta que se les trasplantara un hígado. Han pasado de estar hospitalizados sin remisión a marcharse a sus casas por su propio pie», destaca el cirujano digestivo.

Y es que, añade, el 55% de estos pacientes siguen vivos una vez transcurridos veinte años del trasplante. El 50% de los hígados tienen una vida media de 12 años (tras los cuales el receptor puede volver a ser trasplantado) aunque el 30% pueden llegar a superar los 30 años de utilidad.

La edad media de los donantes se sitúa en los 55 años y la mayoría de los receptores llegan a este punto en una situación clínica muy mala. «El alcohol, la cirrosis alcohólica, es la primera causa para ser candidato a un trasplante hepático. La segunda sigue siendo la hepatitis C ya que, pese a que ya existe medicamento para curar el virus, en muchos pacientes ya ha causado el daño hepático. La tercera es el cáncer y la cuarta es por una insuficiencia hepática provocada por la hepatitis fulminante que he mencionado», enumera el cirujano jefe de Cirugía Digestiva.

Trasplantes hepatorenales y la ayuda de la IA

«El siguiente paso será hacer trasplantes hepatorenales, es decir, injertar el hígado y el riñón a un mismo paciente en una sola intervención», se muestra ambicioso el cirujano digestivo.

En un futuro más lejano, el doctor González tiene depositadas sus esperanzas en la inestimable ayuda que obtendrán de la Inteligencia Artificial (IA) a lo hora de valorar todos los parámetros de un trasplante. «Nos ayudará a determinar cuál es el mejor donante para cada receptor, qué paciente debe ser colocado con más prioridad en las listas de espera o a que inmunosupresión (para evitar un rechazo inmunitario del órgano ajeno) debemos someter a cada trasplantado. También nos ayudará a hacer previsiones más ajustadas de cuál será la supervivencia del enfermo intervenido», concluye.

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