Estos son los trasteros subterráneos alquilados por el policía local de Palma: sin ventanas, con humedades y suciedad

Viviendas de 10 metros cuadrados en condiciones insalubres

VÍDEO | Bajada a los trasteros subterráneos alquilados por el policía local de Palma detenido: sin ventanas, con humedades y suciedad

Bernardo Arzayus

La suciedad y la humedad se comen las paredes del sótano de un antiguo hotel en Gomila. Bajando las escaleras el olor a insecticida aparece de repente e inunda los pasillos. Hay que mirar dos veces por donde caminas para no toparte con restos de cucarachas esparcidos por el suelo. Viviendas sin ventilación se sitúan en este sótano donde viven tanto extranjeros como españoles. Al recorrer el laberinto de pasillos se puede ver una treintenta de puertas de metal que dan paso a habitaciones de entre ocho y diez metros cuadrados (algunas albergan hasta seis personas durmiendo a la vez) diferenciadas por números, pese a que los inquilinos no pueden empadronarse al no tener cédula de habitabilidad..

Estas viviendas precarias pertenecen a un agente de la policía local de Palma, quien fue arrestado el viernes pasado por tener 73 de estas propiedades por diferentes puntos de Palma alquiladas a migrantes o españoles en situación irregular. Según el inspector jefe de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, Chema Manso, el agente detenido ha estado alquilando estas viviendas precarias a migrantes durante "más de dos años seguro", según explicó el día de la detención.

La ropa se amontona en los pasillos donde los inquilinos tienden su ropa en tendederos comidos por el óxido. Al entrar en una de estas habitaciones se puede observar el diminuto espacio que ya se intuía desde fuera y donde apenas cabe una cama y una nevera. Por tener, no tienen ni cocina y muchos de ellos se han comprado hornillos o camping gas donde comen como pueden. Casi todas estas infraviviendas cuentan con una pequeña ventana que da a los pasillos del sótano y cuando entras en un una de las habitaciones se puede ver como un colchón de 135 centímetros pegado a la pared, una mesita con un microondas encima y una nevera pegada a la pared. Todos estos habitáculos cuentan con un pequeño baño, el cual no tienen ninguna ventilación.

Esta representa una de las 73 viviendas precarias que el agente de policía local alquila; las demás están repartidas en zonas como Fortí, Foners, Gomila y Son Armadans. Una residente en la zona de Foners ha optado por no hacer comentarios, pero desde el exterior se puede observar una planta baja con una puerta recién instalada. En la calle Torre d’en Bibiloni, una de las moradoras rechaza de forma insistente hablar sobre el tema al ver periodistas. El mutismo absoluto es generalizado entre los inquilinos del policía, aunque en todas las infraviviendas se aprecia la precariedad desde el portal. La realidad que se revela al entrar en las plantas bajas son pasillos oscuros, carentes de ventilación y desiertos durante gran parte del día: «Todos están trabajando, aquí no hay nadie para hablar con vosotros», espeta una moradora en un intento de espantar a los redactores.

La infravivienda por la zona de Foners

La infravivienda por la zona de Foners / Bernardo Arzayus

En otra de las viviendas precarias situadas en Foners, en las proximidades de la sede de la Guardia Civil, al tocar a las distintas puertas del portal con la intención de hablar con algún vecino, un joven visiblemente afectado por el consumo de drogas se levantaba torpemente del portal adyacente. Ha afirmado no tener conocimiento alguno sobre sótanos o trasteros alquilados y ha aclarado que él no residía en ese lugar. Se ha visitado el resto de residencias de este policía, pero solo se ha encontrado silencio por parte de los inquilinos.