Treinta sacerdotes se rebelan contra el obispo por trasladar el Seminario a Lluc

En una carta que Taltavull desoyó censuran el cambio y el nombramiento como rector de Marià Gastalver

El prior de Lluc, Marià Gastalver, con el obispo Taltavull.

El prior de Lluc, Marià Gastalver, con el obispo Taltavull. / Pere Joan Oliver

Mateu Ferrer

Mateu Ferrer

La decisión firme del obispo de Mallorcade trasladar el Seminario mayor diocesano al santuario de Lluc está agrandando la profunda brecha que separa a un sector importante del clero mallorquín con Sebastià Taltavull. En una iniciativa insólita, una treintena de sacerdotes se han puesto de acuerdo para reclamar al preladopor escrito, con nombres y apellidos, que mantuviera el Seminario en Palma, explican a este diario fuentes eclesiales. A su vez, cuestionaban el nombramiento de su nuevo rector, Marià Gastalver, actual prior de Lluc. La sonada oposición grupal no consiguió alterar los planes de monseñor Taltavull, que finalmente ha acometido el traslado.

Hace unas semanas, ante los planes del obispo de trasladar la casa donde se forma a los nuevos presbíteros de la Iglesia de Mallorca desde el antiguo colegio de la Sapiència de Palma, en la plaza de Sant Jeroni, varios curas se movilizaron e impulsaron una carta para recabar adhesiones, pidiendo a Taltavull que reconsiderase su decisión.

La misiva consiguió la rúbrica de 31 sacerdotes, una cifra elevada teniendo en cuenta el clero en activo en Mallorca en estos momentos. Las fuentes recalcan que se trata de curas de distinta ideología, edad y sensibilidad –«no son todos del mismo bando, para que nos entendamos»–, lo que a su juicio convierte la protesta en una sólida crítica frontal al obispo. Cabe tener en cuenta que históricamente el clero mallorquín no se caracterizan por su espíritu comunitario.

En la carta, aparte de mostrar su rechazo al traslado de los seminaristas al santuario de Lluc alegando que su aislamiento con el resto de parroquias de la isla dificultará su acción pastoral y su formación, los firmantes también consideran que el prior de Lluc, Marià Gastalver, no es el más idóneo para dirigir el nuevo Seminario. Su perfil de terapeuta no es el adecuado para la preparación de los futuros sacerdotes, sostienen.

Otro factor que molesta es que Sebastià Taltavull haya ordenado esta mudanza cuando formalmente disfruta de una prórroga de dos años tras tener que presentar su renuncia en enero, al cumplir la edad de jubilación. Una decisión de este calado, opinan los críticos, no debería tomarla un prelado en tiempo de descuento.

Ante la presión que supuso la recepción de la carta, el obispo se vio obligado a convocar el consejo presbiterial –un órgano de asesoramiento que reúne a varios sacerdotes de distintos ámbitos y cargos–. En esa reunión, Taltavull expresó su disgusto por la ‘rebelión’ plasmada en la misiva de los 31 capellanes, que vive como un ataque directo a su figura, y se abrió un debate sobre el traslado del Seminario. No obstante, pese a las críticas el prelado consumó el cambio de sede y lo hizo público el pasado 6 de septiembre. El Obispado notificó el cese del hasta entonces rector del Seminario, Francesc Vicens, que regresa a Pollença como párroco, y el polémico nombramiento de Marià Gastalver.

El Seminario de Mallorca no pasa por su mejor época. De los ocho seminaristas mayores, solo dos son locales y el resto extranjeros. En ambientes eclesiásticos ultraconservadores se ataca a Taltavull por el hecho de que una quincena de jóvenes mallorquines –aseguran– se están formando o ya se han ordenado como sacerdotes fuera de la isla, en seminarios tradicionalistas totalmente opuestos a la línea del obispo, más aperturista y en sintonía con el Papa Francisco.

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