Uno de cada tres hogares de Baleares no puede permitirse unas vacaciones fuera de casa

Mientras la economía balear sigue creciendo, el 36 por ciento de los ciudadanos confiesan que no pueden hacer frente a gastos inesperados

Uno de cada tres hogares de Baleares no puede permitirse unas vacaciones fuera de casa

Uno de cada tres hogares de Baleares no puede permitirse unas vacaciones fuera de casa / Manu Mielniezuk

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Mientras Baleares sigue acogiendo millones de turistas cada año con récord de gasto —16,4 millones en 2022 que dejaron 17.316 millones de euros—, un número importante de ciudadanos reconoce que su situación económica sigue siendo complicada: uno de cada tres hogares de las islas reconoce que no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.

Baleares se sitúa así en la media española, por debajo de Andalucía (45,2%), Extremadura (42,3%) y Región de Murcia (41,9%), tres Comunidades Autónomas que presentan los mayores porcentajes de personas que no pueden realizar un viaje. En cambio, los porcentajes más bajos corresponden a La Rioja (18,3%), País Vasco (18,7%) y Comunidad de Madrid (21,3%), según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Esta situación también está relacionada con la imposibilidad de afrontar gastos imprevistos ya que muchas familias deciden no salir durante sus vacaciones para poder ahorrar y tener margen para cubrir posibles necesidades inesperadas. En el caso de Baleares, el porcentaje es aún mayor: el 36,4 de los hogares confiesan que no están preparados para hacer frente a situaciones que no estaban contempladas con anterioridad y, por tanto, descolocan el presupuesto familiar. Además, según los datos del Instituto de Estadística el gasto en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles ha subido al menos un 15 por ciento entre 2017 y 2022 en Baleares, un hecho que repercute de forma directa en las posibilidades económicas de los ciudadanos.

En cuanto a los hogares con retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal o en las compras a plazos, Baleares también se sitúa en el primer puesto (20,5%), seguido de Canarias (20,0%) y Andalucía (16,3%). En cambio, las islas son una de las Comunidades Autónomas en las que menos ciudadanos (5,7 por ciento) admiten tener «mucha dificultad». En este caso sí se distancia de Canarias (13,4%) o Andalucía (11,7%).

La boyante situación económica que viven las islas, con una economía balear que cerró 2022 con un crecimiento del 14,2% y mejoró incluso las previsiones del Govern, contrasta con la inestable situación económica que viven algunas familias. Según los últimos datos proporcionados por la Agencia Tributaria, hay alrededor de 99.000 personas que cobran menos de la mitad del salario mínimo interprofesional, con una media de 3.194 euros anuales. Además, existe una diferencia entre importante de ingresos entre trabajadores de distintos territorios del país. Por ejemplo, un trabajador de Baleares cobró 19.791 euros de media en 2021. En cambio, en la Comunidad de Madrid el sueldo medio llegó hasta los 27.981 euros, lo que supone una diferencia de 8.190 euros anuales.

El economista y director técnico de la Fundación Impulsa, Antoni Riera, explica que existe una clave fundamental para entender las dificultades económicas que afrontan las familias: la elevada inflación y su repercusión en la carestía de la vida. Esta situación de hiperinflación, detalla, afecta de forma «mucho más directa» en las clases bajas porque ya tenían pocos recursos y, por tanto, deben hacer frente a una subida de precios con los mismos recursos.

En este sentido, comenta que Baleares vive una "evidente contradicción" entre los elevados niveles de actividad económica y la dificultad para que este dinamismo tenga una repercusión en el bienestar de las familias. Por este motivo, argumenta que las islas deben afrontar un problema: saber optimizar y aprovechar los recursos que ya tiene. «Seguimos hablando sobre si hay o no crecimiento económico cuando el reto fundamental que tenemos es traducir este crecimiento en bienestar», comenta.

En este sentido, recuerda que Baleares ha estado creciendo en los últimos años por encima incluso de la media europea, a pesar del impacto de crisis como la pandemia o la guerra de Ucrania. Aunque ha ido perdiendo posiciones de forma constante en el ranking de renta per cápita, de manera que ha pasado de estar entre las regiones más ricas de Europa en 2001 (posición 46 de 233 regiones europeas) a descender en 2007 (antes de la crisis financiera) a la posición 65. En 2019, justo antes de la pandemia, bajó a la posición 95. En 2021 las islas ya se situaban en la posición 136 de 233, lo que implica una pérdida de 90 posiciones en los últimos 20 años.

Riera destaca que Baleares debe centrarse en conseguir un cambio significativo en la economía para dejar de depender del volumen para centrarse en el valor, ya que la renta per cápita no deja de retroceder a pesar del crecimiento económico. Afirma que no se trata de discutir sobre si deben venir turistas más o menos ricos, sino que el planteamiento debe estar enfocado en la relación que existe entre los recursos que consumen y los que generan. Esto significa, por tanto, que el debate ya debe versar acerca de la idoneidad de seguir aumentado el número de infraestructuras, sino de optimizar el uso de las que ya existen en las islas.

Además, manifiesta que Baleares tiene un problema con la productividad, que también ha caído en los últimos años. Después de un largo periodo de desarrollo, que duró hasta finales de la década de 1990, ahora se deben corregir los desequilibrios. Esto supone que las islas siguen teniendo dificultades para encontrar vías de crecimiento que mantengan o incluso mejoren los estándares de bienestar de las islas. Desde principios del siglo XXI, expresa, el proceso de generación de renta en Baleares no ha sido suficiente para garantizar un bienestar colectivo que esté relacionado al nivel de desarrollo alcanzado.

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