La UIB gradúa a una nueva hornada de 58 médicos en Mallorca: "Estudiar Medicina ha sido muy duro, pero gratificante"

El edificio Arxiduc Lluís Salvador de la universidad acogió la solemne ceremonia

58 jóvenes, la mayoría mujeres, "orgullosos" de ser la segunda promoción de médicos de la UIB

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

La Universitat de les Illes Balears (UIB) ha graduado esta tarde a una nueva hornada de 58 estudiantes de la Facultad de Medicina, la mayoría mujeres y una parte de ellos procedentes de distintos puntos de la Península.

Se trata de la segunda promoción de médicos de la facultad balear. Empezaron la carrera en el curso 2017-18, un año después de implantar la facultad, y después de seis largos cursos han celebrado el final del camino en el edificio Arxiduc Lluís Salvador con su toga amarilla en los hombros y el título entre las manos.

El acto ha empezado con la procesión académica y la intervención de la vicedecana de la facultad, Margalida Gili, quien ha agradecido a los estudiantes su perseverancia y dedicación todo este tiempo. La responsable ha celebrado que ya haya algunos recién graduados con contratos de trabajo en empresas y centros de salud, si bien ha pedido a los alumnos que no se olviden de la docencia y la investigación.

En este punto, Gili ha pedido a los alumnos que se giren para dar un aplauso a sus familiares y amigos, ubicados en la parte de atrás de la sala: "Ellos también han pasado noches sin dormir, han sufrido y se han alegrado. Hoy se gradúan con vosotros", ha expresado.

Las alumnas Carmen de Miguel y Camila Correa dieron un emotivo discurso con un repaso a través de estos últimos seis años. Sus primeras palabras fueron para los que trabajaron en la creación de la facultad balear: «Han hecho posible que los que hemos crecido en esta maravillosa isla nos hemos podido quedar cerca de nuestros seres queridos, en nuestro hogar». No olvidaron agradecer la labor del profesorado, el personal de administración, los técnicos de la osteoteca, los de laboratorio y una mención especial a Rodolfo, que con su paciencia les ha enseñado la realidad del cuerpo humano.

«Ser médico no es solo llegar al diagnóstico y tratar la enfermedad. Es una responsabilidad que se te otorga para cuidar a las personas, brindarles atención y apoyo, tanto al paciente como a su familia», reflexionaron de Miguel y Correa en nombre de sus compañeros.

Más tarde, sus compañeras Ana Molina y María Villalba leyeron el juramento hipocrático. Todos los estudiantes se comprometieron a dedicar su vida al servicio de la humanidad, a velar por la salud del bienestar de sus pacientes, respetar su autonomía y no permitir que la factores como la nacionalidad, el sexo, la raza, la orientación sexual, la clase social o el origen del paciente se interponga en su labor, entre otras promesas.

Cerró el acto la entrega de togas y diplomas, acompañada de vítores y aplausos, y el discurso del vicerrector de Política Científica e Investigación, Víctor Homar: «Os pido que llevéis con orgullo y honra vuestra alma mater UIB», expresó, «y que tratéis a cada paciente con respeto, dignidad y comprensión».

Homar también recordó a los estudiantes la importancia de cuidarse a sí mismos: «Es esencial que mantengáis un equilibrio entre el trabajo y la vida personal» y les animó en su último objetivo, el examen del MIR («perdón por sacar este tema, pero tenía que hacerlo», sonrió).

La tarde acabó con un aperitivo que disfrutaron estudiantes, familias y profesores. Muchos de ellos comentaron sus planes de futuro: la mayoría empezará a estudiar la semana que viene para el MIR, y cerca de una quincena se muda a Oviedo a prepararse a una academia de renombre.

Mar Saus, de Palma, es una de ellas: «Estoy muy orgullosa. Estudiar Medicina ha sido muy duro, pero gratificante. Ahora empiezo mi verano de cuatro días antes de empezar a estudiar para el MIR en Asturias», al igual que muchos de sus compañeros.

Victoria Sánchez, natural de Muro,aprovechó para dar las gracias a sus tutores del Trabajo de Fin de Grado, Javier Ibáñez y Marta Brell: «De ellos me llevo la honestidad como médico, como investigadora y como persona». Su último año en Medicina ha sido «intenso, duro y con mucho sacrificio personal»: «Pero el mejor de mi vida», añade.

Aina Valiente, en cambio, de la carrera destaca las prácticas: «Trabajando en un hospital he descubierto que quiero especializarme en Anestesia y reanimación», comenta. La joven se trasladó desde Valencia a la UIB con la carrera ya empezada: «Fue una buena decisión. En la facultad la enseñanza es individualizada, está muy bien organizada y hay muchas prácticas».