Especulación en 'fora vila'

"Hay fondos de inversión tras la compra de fincas en Mallorca y en los proyectos de parques solares"

Jaume Adrover, de Terraferida, alude a un claro proceso de gentrificación en el campo: «Los payeses cultivamos en solares edificables sobre los que hay una gran presión inmobiliaria»

Jaume Adrover.

Jaume Adrover. / DM

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

«Estás cuatro días sin pasar por un camino y ya ves nuevas edificaciones», alerta el payés Jaume Adrover, cofundador de Terraferida. «Pero no es sólo una percepción, ya tenemos el dato: mil chalés nuevos en seis años y otros mil más que son ampliaciones de pequeñas construcciones rústicas. En el Consell se habla de alud de proyectos. Por tercera vez el pleno vota por mantener los 14.000 metros cuadrados para construir en rústico. Muchas de estas obras están asociadas a la compraventa o a la tramitación de plazas turísticas en fora vila», denuncia Adrover, quien no duda en calificar de «descafeinado» el decreto de mayo de 2020, supuestamente más proteccionista. «Con esa normativa en realidad se han salvado 700 parcelas, pero porque estaban en zonas inundables», advierte Adrover.

Una gran urbanización

«El campo de Mallorca se está convirtiendo en una gran urbanización. En realidad, este suelo rústico es como si fueran solares urbanos que están en el mercado inmobiliario». Ante tal situación, el payés no puede comprar tierra para cultivar. «La agricultura da poco rendimiento, no podemos pagar esos precios. Los propietarios te ofrecen una finca a través de un intercambio de trabajo por verduras o te ofrecen un alquiler», señala.

VIVIENDAS EN LA PART FORANA. MANU MIELNIEZUK

VIVIENDAS EN LA PART FORANA. MANU MIELNIEZUK / MANU MIELNIEZUK

Sin embargo, está saltando la alarma en la isla porque payeses se encuentran con que los propietarios ya no les arrendan más sus tierras ante la rentabilidad que supone alquilarlas para instalar parques fotovoltaicos. La Associació de la Producció Agrària Ecològica de Mallorca (Apaema) denunció en su revista el caso de Antoni Noguera de Can Ferrerico, quien declaró: «En dos años he tenido que dejar un centenar de quarterades por ventas o por la instalación de placas solares».

Gentrificación en el campo

Adrover aplica también el concepto de gentrificación en el campo de Mallorca. «La expulsión de los payeses es total. Se habla mucho ahora de huertos urbanos, pero en realidad los hacemos todos porque los payeses estamos cultivando sobre terrenos edificables. Toda Mallorca es una ciudad, le llamamos suelo rústico, pero es un eufemismo», reflexiona.

«Ninguna institución quiere defender lo poco que queda de la payesía porque todo el mundo saca un rendimiento económico de lo que está sucediendo. Las licencias de obra dan dinero a los Ayuntamientos; las compraventas, al Govern. Y cada vez abren más inmobiliarias nuevas", advierte. "Muchas de estas compraventas son especulación pura y dura que están desembocando en una transformación brutal del territorio", subraya.

«No hemos puesto en valor la tierra fértil, un suelo que ha estado diez mil años en conformarse. Lo compactamos, lo cimentamos y después ya no se puede recuperar. Dilapidamos la producción agraria y la cultura asociada al campo. Ahora el valor extraordinario de la tierra es para especular en un mercado internacional. Por eso mucha gente vende y no se preocupa por mantener los cultivos. No tienen ningún incentivo».

Parque solar en Bunyola.

Parque solar en Bunyola. / CAIB

Adrover sostiene que sí hay fondos de inversión en el rústico de Mallorca. «Ves que seis parcelas se compran de golpe, se urbanizan a la vez y que son las mismas empresas. Son grandes promotores detrás de los cuales hay fondos», asegura. "También sucede con los parques solares. Estuvimos mirando los proyectos en el BOIB y nos llamó la atención que muchos de ellos llevaban nombres de especies exóticas. Eran unas siete S.L., todas ellas administradas por la misma persona. Por las pesquisas que hicimos parecía que se trataba de un testaferro. Estaba claro de lo que se trataba", cuenta. En Mallorca, la Marina de Llucmajor será uno de los grandes polígonos solares, comenta Adrover. "Porque las fincas son más grandes y por este motivo se puede sacar más rentabilidad", agrega. "Además reciben ayudas de miles o millones de euros del Ministerio para llevar a cabo estos proyectos. Me pregunto si no se podría dar ese dinero a esas fincas para que se adaptaran con el fin de desarrollar una agricultura ecológica y local", indica.

Según la entidad proteccionista impulsada por Adrover, Mallorca cuenta con 11.200 parcelas edificables. "Hay otras diez mil más pequeñas pero que si se agrupan al final se convierten en construibles", apunta.

Nuevo modelo social

"Cada día escucho conversaciones en fora vila sobre el tema. Gente que espera que le compren la finca. Hay una o dos generaciones de personas que no hacen nada productivo y esperan que venga un extranjero y les compre la tierra. Al final es un modelo social que se está imponiendo", reflexiona preocupado.

Acerca de la compra de 18 kilómetros de costa por parte de los multimillonarios Reuben, el activista y payés comenta que de momento han comprado tierras que no tienen desarrollo urbanístico. "Pero en Calas de Manacor compraron una zona muy bonita, en Cala Falcó, donde está la finca de Can Forteza Fresquet, una zona agrícola abandonada. Hicimos una petición al Ayuntamiento de Manacor porque vimos que había una posibilidad de edificabilidad. Avisamos, pero no nos hicieron caso". Para Adrover, los nefastos precedentes de Mallorca "invitan a los inversores a ser optimistas, por eso quizá compraron los Reuben aun sabiendo que ahora no podían construir".

En Menorca también hay compraventas de fincas, "pero son más cuidadosos. Directamente han prohibido construir chalets en rústico. Deberíamos aspirar a ser más Menorca y no Ibiza, que es hacia donde vamos", concluye.

Miquel Vadell.

Miquel Vadell.

"Los efectos de las leyes no son inmediatas, hay que esperar"

Para el director insular de Territorio, Miquel Vadell, poco se puede hacer desde su departamento del Consell ante la masiva compraventa de fincas. «Con la Ley de la Serra de Tramuntana se contempla dar más usos a las possessions con el fin de que sean más rentables. Por ejemplo, usos para profesionales como el coliving o que por temas de investigación se pudieran hacer estancias. Sería buscar una entrada de recursos que no tuviera usos turísticos y que pudiera evitar estas ventas. Para ello se debería ayudar a los propietarios». Por otra parte, recuerda que la restricción aprobada en mayo de 2020 sobre la edificabilidad le resta cierto atractivo al rústico. «Los efectos de estas leyes no son inmediatas, hay que esperar». En cuanto a las placas solares, explica que están trabajando en la modificación número 4 del Pla Territorial. «Estamos definiendo las zonas prioritarias para la implantación de parques fotovoltaicos. Vamos a definir un modelo de pequeños parques repartidos por el territorio. El GOB dijo que estaba a favor de esta opción de distribución en lugar de concentración», alega.