El coste medio de una vacuna contra la covid es de unos diez euros, estimó en abril de 2021 Humberto Arnés, en la actualidad expresidente de Farmaindustria, la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica en este país. Así que la incineración de los 50.000 viales a los que alude esta información podría suponer «quemar» inicialmente unos quinientos mil euros. Por no hablar de las 92.768 dosis que aún permanecerán almacenadas en los ultracongeladores de Son Pisà para las que el tiempo seguirá corriendo de forma inexorable con los actuales niveles de vacunación.

Preguntado Sebastià Jaume sobre los motivos que impiden que se envíen estos fármacos sobrantes a países del tercer mundo, el responsable de vacunación del Servei de Salut apunta a que su transporte es complicado, que tiene que hacerse en unos contenedores especiales en los que se mantengan los fármacos a muy bajas temperaturas, en torno a -80 grados centígrados. 

De la misma manera, los posibles países receptores carecerían de la infraestructura necesaria para mantener las vacunas en las condiciones marcadas por el fabricante antes de su dosificación a la población. 

Y, ya por último, estos países tampoco dispondrían ni de personal sanitario formado para dosificarlas ni de un volumen adecuado de personas que acudieran a los puntos de vacunación para que no se malograsen. En cualquier caso, el responsable del Servei de Salut pone la pelota en el tejado del ministerio de Sanidad, que es el organismo con la competencia para hacerlo y que ya se habría declarado impotente para llevar a cabo estos envíos humanitarios. «No hay previsión de seguir recibiendo más vacunas contra la covid. Y en caso de necesitar más, pediremos las estrictamente necesarias», concluye Sebastià Jaume.