Alpha Pam informó en el hospital de Inca de que podía tener tuberculosis y la médica y el enfermero que lo atendieron tenían acceso a esa información, según declaró ayer en el juicio un inspector del IB-Salut. La investigación interna abierta tras la muerte del migrante sin papeles reveló que en el sistema informático del hospital constaba que Pam acudió allí el 5 de abril de 2013, derivado desde el centro de salud de Can Picafort, como caso sospechoso de esta enfermedad infecciosa para hacerle una radiografía de tórax. Pero se marchó sin ella, con un diagnóstico de bronquitis y murió de tuberculosis dos semanas después.

El inspector médico fue tajante en su declaración como testigo durante la segunda sesión del juicio a la médico y el enfermero que atendieron aquel día al migrante sin papeles. Sostuvo que en cuanto Alpha Pam llegó al hospital de Inca quedó constancia de su posible tuberculosis y que esa información estaba al alcance de los dos acusados. «Lo que se apunta en Admisión es visible para el enfermero y el médico. Son datos visibles. Si yo los vi, ellos podían verlos. Pero no sé si lo hicieron», sentenció. «Yo los recuperé; constaban en el sistema del hospital de Inca», añadió.

Este funcionario, encargado del expediente informativo abierto tras la muerte de Pam, señaló que existía un protocolo en el hospital de Inca para casos de contactos con tuberculosis que no se aplicó. «El enfermero de triaje me dijo que [Alpha Pam] le había comentado el contacto con la tuberculosis. No me explicó por qué no aplicó el protocolo ni transcribió esta información para que la médica la viera», dijo.

Un copago «fuera de la norma»

El inspector médico explicó también que en aquella época, tras el decreto del gobierno del PP que limitó el acceso a la sanidad pública de los migrantes en situación irregular, en el hospital de Inca «se hacía firmar un compromiso de pago», como hizo Alpha Pam cuando fue a hacerse la radiografía. Una medida que no estaba avalada legalmente: «El hospital de Inca actuaba fuera de la norma. No había una norma escrita de la dirección general de Salud». El testigo recordó que tras la muerte de Pam el gerente del hospital, Fernando Navarro, fue cesado y se dejó de exigir el compromiso de pago. En este sentido, aseguró que pese a las limitaciones para los migrantes sin papeles, «los enfermos de tuberculosis debían ser atendidos sí o sí» y que Alpha Pam «tenía derecho a asistencia sanitaria».

Pese a las preguntas de los abogados defensores, el testigo no quiso entrar a valorar si fue adecuado que el joven senegalés tardara 36 días en acudir al hospital de Inca tras ser derivado desde Can Picafort, pero sí añadió que el volante para hacerle la radiografía «no tenía caducidad».

El inspector médico afirmó que no encontró ninguna evidencia de que Alpha Pam hubiera acudido en alguna otra ocasión al hospital de Inca. También dijo que constató que el migrante recibió atención médica en «varias ocasiones» en el centro de salud de Can Picafort, aunque no pudo precisar cuántas.

Está previsto que el juicio concluya el próximo viernes tras las declaraciones de varios peritos y las conclusiones de las partes.