La muerte de Alpha Pam llega hoy a juicio. El caso del migrante senegalés sin papeles fallecido en 2013 por una tuberculosis no tratada sienta en el banquillo, casi una década después, a una médica y un enfermero del hospital de Inca. La familia de Pam les imputa un delito de homicidio por imprudencia profesional grave y reclama para ellos sendas condenas de un año de cárcel y 150.000 euros de indemnización al entender que la atención que recibió en el hospital de Inca fue negligente. La fiscalía, en cambio no aprecia indicios de delito y reclama la absolución de los dos acusados. El caso provocó una gran polémica política por el rechazo que generó la medida de retirar la tarjeta sanitaria y imponer un copago sanitario a los migrantes en situación irregular.

Los allegados a Alpha Pam, que ejercen la acusación particular, afirman que los dos acusados tuvieron acceso a la ficha informática del migrante, en el que constaba que estaba a la espera de unas pruebas para confirmar la tuberculosis, solicitadas desde el PAC de Can Picafort. El migrante tenía 37,7 grados de temperatura y tosía con frecuencia. Sin embargo, la doctora le dio el alta con un informe que le diagnosticaba una bronquitis aguda, sin llevar a cabo más pruebas diagnósticas que una inspección de faringe y una auscultación, según relata la acusación particular. Alpha Pam murió unas semanas después.

El ministerio público sostiene en su escrito de conclusiones provisionales que no hay evidencias de que los dos sanitarios supieran que Pam estaba a la espera de unas pruebas para confirmar que sufría una tuberculosis cuando lo atendieron. La fiscal relata que Alpha Pam acudió el 25 de febrero de 2013 al PAC de Can Picafort. Allí explicó que llevaba un mes tosiendo y había estado en contacto con una familia cuyo hijo estaba ingresado por tuberculosis. Fue entonces sometido a una prueba de detección rápida de esta enfermedad. Dio negativo y fue informado de ello tres días después. Sin embargo, la doctora le recomendó acudir a Urgencias para realizarse una radiografía, para lo que le entregó un volante.

Según la fiscalía, Pam fue al hospital de Inca el 5 de abril. El enfermero lo atendió en triaje sin que conste que tuviera acceso al volante del PAC de Can Picafort. Cuando fue explorado por la médica, le contó que tenía tos y dolor de garganta sin explicarle nada de su contacto con una persona con tuberculosis ni que el motivo de la consulta fuera hacerse pruebas complementarias. La doctora, que según la fiscal no tuvo tampoco acceso al volante, le diagnosticó una bronquitis y le pautó una medicación.