La plataforma Resistencia Balear ha tirado la toalla después de una breve y accidentada trayectoria. Sus tres fundadores anunciaron ayer en Facebook que abandonan acuciados por los miles de euros en sanciones que afrontan después de organizar tres manifestaciones que terminaron con marchas ilegales a pie, enfrentamientos con la policía y hasta una verbena callejera que se saldó con decenas de identificaciones por incumplimientos de la normativa sanitaria.

«Las sanciones que nos han impuesto nos endeudan por el resto de nuestras vidas. Entre las deudas de nuestras empresas y las multas que nos ha puesto el Govern, estamos condenados para siempre. Y no solo nosotros, también nuestras familias y tal vez todo el que se haya acercado a nosotros. Y eso, a mí personalmente, es lo que peor llevo, el haber defraudado a la gente que más quiero», publicaron en sus cuentas de Facebook Víctor Sánchez, Ángel Galeote y Alberto Jareño.

Las sanciones propuestas en las tres protestas que han organizado desde el 12 de enero superan los 320.000 euros, y una parte importante de esas multas han ido dirigidas a los tres promotores. «Jaque mate. Hemos perdido, he perdido, para qué nos vamos a engañar. Nos hemos enfrentado a un gran poder sin más armas que la ilusión, nuestra voz y nuestra desesperación. No voy a negar que durante un tiempo llegué a pensar que podríamos conseguir algo de ayuda que nos beneficiara a todos, pero no ha sido así. Y no solo he perdido yo, también mis compañeros», escribieron.

Impresionantes imágenes de la protesta de los restauradores ante el Parlament y en las calles de Palma

Impresionantes imágenes de la protesta de los restauradores ante el Parlament y en las calles de Palma B. Ramon

Las convocatorias de Resistencia Balear han ido perdiendo seguidores al tiempo que su mensaje se hacía cada vez más impreciso. La primera manifestación, que incluyó graves incidentes ante el Parlament, reunió a cuatro mil personas pese a haber sido prohibida por la Delegación del Gobierno. El éxito de la protesta encumbró a Víctor Sánchez, castigado con una primera multa de 600 euros, y le animó a seguir agitando la calle. Creó Resistencia Balear con Galeote y Jareño, y ampliaron el abanico de demandas: ya no exigían ayudas para la restauración, sino la demolición del Govern de Francina Armengol

«Durante un tiempo mucha gente con la mejor intención se sumó a este llamamiento, dando ánimos, ofreciéndonos ayuda, soluciones, propuestas, sentimos mucho cariño por parte de mucha gente y eso nos animaba a seguir y seguir adelante, a gritar más fuerte. La pelota se hizo grande, y sinceramente como humanos que somos, nos dejamos llevar por esa euforia provocada por una situación que sin darnos cuenta se nos estaba yendo de las manos», argumentaron ayer los promotores de la Resistencia.

Querían que la segunda manifestación fuera una demostración de fuerza, la prueba de que había una masa social suficiente para torcer la estrategia del Govern. Presentaron la plataforma en una rueda de prensa en la que vetaron a dos medios de comunicación. Las patronales de restauración les dieron la espalda y sus apoyos se redujeron a la extrema derecha representada por Vox y Foro Baleares. Finalmente no acudieron más de 2.700 personas, sumadas entre las que fueron en coche y las que formaron una manifestación ilegal a pie encabezada por el propio Galeote. 

La protesta terminó con un detenido y 57.000 euros en sanciones, incluyendo a negacionistas que se negaban a poner la mascarilla

«Cometimos muchos errores»

La tercera manifestación, celebrada el pasado sábado, debía citar «a 30.000 personas», en palabras de Sánchez. La realidad es que no asistieron más de 1.200, la mayoría marchando en otra protesta a pie no autorizada que terminó en una verbena improvisada frente al Consolat. Las sanciones ascendieron esta vez a 141.000 euros, buena parte de ellas dirigidas a Sánchez, Galeote y Jareño.

«Cometimos muchos errores. De repente, en los últimos días esa sensación tan bonita que sentimos durante un tiempo, estaba cambiando. A nivel personal, me di cuenta de que yo estaba en el punto de mira de un rabioso sector de la población que empezó a odiarme a muerte, incluso a desearme la muerte», aseguraron en Facebook. «Llega un momento en el que hay que saber dar un paso a un lado», asumieron.